Irene Sánchez-Escribano, la mejor obstaculista olímpica de España: “Corrí tan bien porque lo hice para mí”

Nunca soñó con unos Juegos Olímpicos y su prioridad era ser médico, pero el atletismo tenía planes para la atleta en París 2024.

Irene Sánchez-Escribano, mejor obstaculista olímpica de España, en París 2024. EFE/ Sashenka Gutiérrez

Se apuntó a una academia para preparar el MIR después de estudiar Medicina. Para Irene Sánchez-Escribano era la prioridad, pero el atletismo cambió sus planes. Ganó su primer campeonato de España de 3000 m obstáculos y decidió dar un paso más en el atletismo. Nueve años después, vivió una noche épica en el Stade de France, rozando el récord de España y logrando la 11.ª posición. “Es la guinda, el campeonato de mi vida”, dice a Newtral.es tras convertirse en la mejor obstaculista española en París 2024.

Su entrenador ya le había advertido de la marca que podía lograr en los Juegos Olímpicos, aunque Sánchez-Escribano (Toledo, 1992) no terminaba de creerlo. Cuando pasó por el primer kilómetro y vio el cronómetro, se animó. “Todo lo que fuera adelantar a una persona ya estaba bien, pero cuando vi el tiempo dije: ‘Aprieta los dientes, si pinchas ya pincharás’, además todas íbamos por encima de nuestras posibilidades”. No pinchó, reventó su marca personal con 9:10.43 y se quedó a un solo segundo del récord de España.

Irene Sánchez-Escribano: “Cuando te cuesta llegar, valoras cada detalle”.

Antes que Sánchez-Escribano, solo tres españolas habían disputado una final olímpica de 3000 m obstáculos: Fuentes-Pila, Marta Domínguez y Carolina Robles. “Estoy en una nube, lo he disfrutado muchísimo, sentía que me tocaba estar en unos Juegos Olímpicos. Era algo que se me resistía, he llorado mucho en estos años y esto es una recompensa que será imposible de olvidar”, dice emocionada. “Cuando te cuesta llegar, valoras cada detalle y cada segundo”.

Las lágrimas por su ausencia en Tokio 2020, donde se quedó a las puertas por una fractura en el pie izquierdo dos semanas antes de viajar, se han convertido en un derroche de emociones por la posibilidad de disfrutar simplemente de una final en el estadio olímpico. “Es impresionante, es un premio estar aquí. Cuando el público empezó a corear a la francesa, me emocioné. Es el campeonato de mi vida, lo he saboreado cada segundo. Corrí tan bien porque lo hice para mí”. 

Una sonrisa permanente describía a Irene Sánchez-Escribano, quien, alejada de la presión por las medallas, disfrutó de cada pisada en el estadio parisino. “Antes de empezar la carrera me miraba en la pantalla y decía: ‘vaya cara’, parecía que no tenía que correr”, comenta aún desde la nube de una noche mágica en los Juegos Olímpicos. “Lo más bonito fue pasar por la meta y compartirlo con la familia, mi pareja y mis amigos”. 

Amigos como Marta Pérez, compañera de entrenamiento desde hace 12 años y con quien ha compartido el ciclo olímpico. “Nuestras parejas compraron un colgante con los aros olímpicos antes de Tokio 2020, la idea era que yo tuviera el suyo y ella el mío, y al competir nos los diéramos. Pero no pude ir y su pareja lo guardó hasta que fuera olímpica. En la final, corrí con él, no es tanto un amuleto, sino un símbolo de nuestra amistad”. 

Irene Sánchez-Escribano en la final de 3000m obstáculos de los Juegos Olímpicos. EFE/ Juanjo Martín

“Nunca fue un sueño ir a los Juegos Olímpicos, quería ser médico”

Irene Sánchez-Escribano nunca tuvo grandes referentes ni soñó con disputar unos Juegos Olímpicos. “Hasta que no acabé Medicina no tuve claro que me tenía que dedicar al atletismo. Me llegué a apuntar a la academia para hacer el MIR, pero gané el campeonato de España y me di una oportunidad. Para mí los estudios eran una prioridad, pero el camino me ha llevado hacia unos Juegos Olímpicos”. 

La marca personal en la final olímpica de París 2024 cierra un círculo de ocho años donde ha sido internacional todos los veranos, salvo en la lesión de Tokio 2020. “Esto es la guinda, el campeonato de mi vida, creo que elegí bien”, dice orgullosa. “Sobre todo por las experiencias enriquecedoras a nivel personal. Cuando ves a tus padres saltando en la grada llorando de emoción, ya sabes que compensa, es super gratificante”.

Fuentes

Entrevista Irene Sánchez-Escribano

Comité Olímpico Internacional

Federación Española de Atletismo

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