Gemelas digitales: así pueden fabricar un ‘clon’ virtual de ti para tratar una enfermedad

Sonia lleva puesto un reloj inteligente que de vez en cuando le dice que se tiene que mover más. Hasta ahí, nada de particular, si no fuera porque su smartwatch está ayudando a fabricar, entretanto, a una réplica de su portadora, que vivirá en el mundo digital. Sonia de Pedro es una paciente de cáncer que participa en un proyecto piloto que suena a ciencia ficción: la creación de gemelas digitales con tumores que, en el futuro, empezarán a tratarse en el mundo virtual.

Liderado por el CNIO, varios hospitales, universidades y la Fundación CRIS contra el Cáncer, el proyecto ya está modelando el genoma, las proteínas, el microbioma, las constantes, hábitos y emociones de 110 pacientes como Sonia. Con esa ingente cantidad de información, se construye una copia virtual de la paciente, capaz de simular distintas alternativas terapéuticas y anticipar su evolución. “Yo no tengo que hacer nada, llevo el reloj… y luego los análisis, las muestras y los cuestionarios”, explica Sonia.

No hay dos pacientes iguales, aun teniendo el mismo cáncer. Como el diablo están en los detalles, la creación de gemelas digitales puede ayudar a ver qué pequeñas variaciones entre personas determinan el curso de un tumor o la eficacia de un tratamiento. Miguel Ángel Quintela, director del proyecto en el CNIO, explica que “se ha conseguido una captura de datos de más del 90% en lo más accesible, como la historia clínica o la genética; en otras más complicadas, como el microbioma intestinal o la emocional, superamos el 70%”, detalla.

¿Hasta qué punto eres puro dato?

No hace falta tener el 100% de la información de un individuo para construir gemelos digitales y anticipar una evolución. Pero, antes que todo, es necesario responder a la gran pregunta: ¿Puede un ser humano, en toda su complejidad, reducirse a datos? “La contestación corta es que no lo sabemos”.

Para acercarse a la respuesta, de cada paciente se recogen marcadores genéticos y moleculares, pero también de su estilo de vida y estado de ánimo. La alimentación se sabe que es fundamental a la hora de prevenir el cáncer, pero también durante el tratamiento. Y el estado de ánimo… “La respuesta simple es que influye mucho”, afirma Quintela. La tecnología de gemelos digitales también busca capturar este aspecto, aunque no es tan fácil.

En un estudio de pacientes con melanoma, por ejemplo, se vio que aquellos con buen estado emocional respondían mejor a la inmunoterapia. Sonia, que se considera una persona optimista, cree que esto también le ayuda en su lucha diaria contra el cáncer: “Yo estoy bien, casi hago vida normal”, dice con orgullo. Esto también se transferirá a su gemela digital.

En el futuro, las gemelas digitales pueden convertirse también en una especie de asistentes virtuales a medida. Esta es la función que Quintela define como el “copiloto del oncólogo”, acompañando al equipo médico en la toma de decisiones.

Quintela subraya que el objetivo no es reemplazar al médico, aunque “yo no he dicho que no los vaya a sustituir”, bromea. La biocomputación, admite, sigue siendo limitada para detectar situaciones atípicas; aquí es donde el juicio humano sigue siendo imprescindible. “El incremento en conocimiento continúa, pero no sabemos dónde está el límite”.

Entretanto, la contribución de Sonia es generosa. “Si esto en unos años ayuda a que alguien no pase por lo mismo, me doy por satisfecha”, confiesa, que reconoce que su actual tratamiento oral es muy suave. “Me está yendo muy bien con las pastillas; seguramente hace unos años no estaría como estoy ahora mismo”, dice valorando lo que las investigaciones previas y las voluntarias de los ensayos de años atrás han hecho por ella sin saberlo. “Por eso no dudé en participar en esto, que me lo plantearon en la segunda consulta [tras el diagnóstico, la primavera pasada]”.

‘Por mí y por todas mis compañeras (del futuro)’

Ni ella ni el otro centenar de participantes en el proyecto se beneficiarán directamente de sus gemelas digitales. En la convocatoria eso estaba claro: Las participantes deben ser mujeres adultas con cáncer sólido que no hayan recibido tratamiento previo para metástasis. Su cáncer debe estar en estadio avanzado (el estudio es más rápido), sin posibilidad de tratamiento curativo.

Por así decirlo, ellas serán las pioneras entrenadoras que dejarán el camino allanado para futuras pacientes. En realidad, con cada dato registrado, Sonia acerca al resto a un futuro en el que la enfermedad sea “algo fácil de superar”. Ya hoy, el cáncer de mama desaparece (a cinco años vista) en el 99% de las veces, si no se ha extendido.

Quintela, sin embargo, se muestra cauteloso en cuanto a las expectativas. Cuando se le pregunta si es realista aspirar al 100% de curación en cáncer de mama, responde con sinceridad: “¿En qué ámbito de la intervención tienes un 100% de éxito?”, reflexiona. “Aumentar las tasas de supervivencia es realista, pero siempre habrá una parte incierta”.

Aun con sus limitaciones, el gemelo digital representa una promesa en la medicina personalizada, permitiendo anticiparse y adaptarse a la realidad única de cada paciente. Mientras Sonia cede sus datos y vive su vida entrenando a su gemela digital, espera que su experiencia “pueda marcar un cambio futuro”.

Escucha la entrevista completa con Miguel Quintela y con Sonia de Pedro en el capítulo 47 del pódcast Tampoco es el fin del mundo, con el guión y diseño de sonido de Mario Viciosa, el sonido directo de Alfre Camarote y la producción de Xulio Rodríguez.


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