La historia real de Marco, el hombre que se hizo pasar por un superviviente de los campos de concentración nazis
La película Marco (dirigida por Jon Garaño y Aitor Arregi) narra la vida de Enric Marco (interpretado por Eduard Fernández), un deportado que nunca existió, un hombre que durante años fue capaz de mantener, ante la opinión pública y su propia familia, una mentira difícil de imaginar: que había sido prisionero en un campo de concentración nazi.
Carismático y convincente, Marco ascendió a la presidencia de la Amical de Mauthausen de Barcelona (la Asociación Española de Deportados, en la película), donde se convirtió en una figura destacada y admirada por su supuesta valentía y sufrimiento. Hasta que un día un historiador descubre que su relato es completamente falso.
Se trata de Benito Bermejo, experto en la historia de los deportados españoles en los campos nazis, que ha contado a Newtral los detalles del caso para este FactFiction.
Enrique Marcos. Marco nació en Barcelona en 1921. Comenzó a ser conocido en el periodo de la Transición como sindicalista cuando se hacía llamar Enrique Marcos. Con este nombre militó en la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), en cuya organización llegó a ser Secretario General de su Federación catalana en 1977 y secretario general de la Confederación desde 1978 hasta la celebración del V Congreso de la CNT (el primero en democracia) en diciembre de 1979, cuando no resultó reelegido. Un año después, fue expulsado de la organización.
- En el curso de su investigación, Bermejo entrevistó a personas que habían conocido a Marco, entre ellos el sindicalista Floreal Samitier, que coincidió con él en el entorno de la CNT. “Desde aquel entonces Marco le había resultado un personaje poco fiable”, relata el historiador a Newtral.es. “Floreal no recordaba a Marco como un exdeportado a los campos nazis, sino como un activista anarcosindicalista. Pero lo definía como un tipo muy turbio, que no se sabía para quién trabajaba. No descartaba que Marco hubiera sido un infiltrado”.
- Bermejo acudió también a Diego Camacho, que había escrito una biografía de Durruti —revolucionario anarquista español—. “Esta persona me dijo tajantemente que Marco era pura mentira y que su supuesto testimonio no iba a sacar nada en claro”. Otro antiguo cenetista, Luís Andrés Edo, le puso en guardia contra Marco. Y había otros testimonios que coincidían en presentarlo como un personaje oscuro.
- Tras su etapa como sindicalista, Marco se incorporó al movimiento asociativo de padres de alumnos. En 1998 fue el vicepresidente de la Federación de Padres de Alumnos (FAPAC) en Barcelona.
Víctima del nazismo. Aunque Enric Marco ya afirmaba que había estado “preso incomunicado” en Flossenbürg (Baviera) en su época como sindicalista —como recoge el trabajo del catedrático de la Universidad de Alicante Juan Antonio Ríos y también cuenta Bermejo—, no fue hasta 1999 cuando comenzó a relacionarse con los círculos de quienes sufrieron en los campos de concentración nazis. En ese periodo quedaban en España pocos testigos del Holocausto y, como afirman Ríos y Bermejo, nadie le pidió pruebas de su pasado en los campos de concentración.
- El preso 6.445 del campo de Flossenbürg. Marco contaba que había huido de Francia tras la Guerra Civil y que había sido deportado al campo de concentración de Flossenbürg, donde fue el preso número 6.445, después de colaborar con la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial. Allí habría convivido con otros 14 españoles que murieron durante el encierro.
Amical de Mauthausen. A Marco le bastó este testimonio para ser aceptado como víctima y desempeñar un papel cada vez más importante en la Amical de Mauthausen, la asociación que reúne a los deportados españoles en los campos de concentración nazi, hasta convertirse en su presidente en el año 2003.
La investigación de Bermejo. Fue por aquellos años cuando el historiador conoció a Marco. Según cuenta a Newtral.es, fue en 2001, en un acto organizado por la Amical de Mauthausen. “Le saludé y le pregunté si tenía que ver con la deportación y me respondió que él había estado en un campo, pero no en Mauthausen, sino en Flossenbürg. La ocasión no dio para hablar mucho, pero tomé nota, porque yo no había conocido a ningún superviviente de ese campo”, explica Bermejo.
- Desconcierto. Como relata el historiador, “al principio más que dudas, lo que sentía era desconcierto”. Marco había dejado declaraciones en sitios diversos, recogidas por distintos periodistas o escritores. Era un conjunto bastante incoherente y contradictorio, “pero nunca sabes si tal vez eso se debe a la forma en que su testimonio se había recogido, tal vez era por malentendidos”, concede.
- Las incongruencias. Bermejo explica que “era inconcebible” que si Marco había estado en un campo nazi y además procedía de medios libertarios no hubiese estado en contacto con la Federación Española de Deportados e Internados Políticos (FEDIP), que tuvo su sede en París hasta su cierre definitivo en 2006. “Nadie en la FEDIP lo había conocido”.
El encuentro clave. Como muestra también la película, el momento crucial para el historiador se produce en 2002 en las conmemoraciones de Mauthausen. Bermejo intenta hablar con Marco, le dice que le interesa mucho su trayectoria y que le gustaría hacerle una entrevista. “Su reacción es negativa, un poco hostil y casi amenazante, algo inesperado en quien pasa por ser deportado y que da muchas charlas al año sobre ese mismo tema”, indica Bermejo.
El fin del engaño. El fin de la farsa tuvo lugar en 2005 cuando Marco dio un discurso ante los diputados del Parlamento en un acto conmemorativo de las víctimas españolas del Holocausto, como recoge la película —en el vídeo se puede ver cómo el relato de Marco conmovió hasta las lágrimas a la socialista Carme Chacón—. Tres meses después de aquel discurso, Marco fue la persona elegida para dar otro en Mauthausen ante el presidente Zapatero, durante la conmemoración de los 60 años de la liberación del campo de concentración. Pero la investigación de Bermejo lo impidió.
- La prueba decisiva. A principios de aquel año, Bermejo encontró un documento en el Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores que indicaba que Marco sí que había estado en la Alemania nazi. Pero había ido allí voluntariamente, como trabajador contratado de acuerdo con un Convenio establecido entre Franco y Hitler en 1941 para enviar trabajadores a la Alemania nazi. Según explica el historiador, “Marco fue uno de los primeros españoles que fueron a suplir la mano de obra especializada de la que Alemania estaba muy necesitada, porque tenía cada vez más hombres en el Ejército”.
Descubrimiento in extremis. Ante la noticia de que Marco iba a tener un papel muy importante en las conmemoraciones, Bermejo envió el informe con su descubrimiento a la asociación de deportados, al Comité Internacional de Mauthausen y a Presidencia del Gobierno. Su investigación surtió efecto, y las autoridades frenaron la presencia de Marco en los actos oficiales.
Novela, documental, entrevistas. Tras descubrirse la farsa, Marco continuó dando entrevistas y justificando sus mentiras. Además, de su rocambolesca historia se grabó un documental —Ich bin Enric Marco (2009)— y se escribió un libro —El impostor (2014), de Javier Cercas—.
Marco murió en 2022, a los 101 años.
Fuentes
Benito Bermejo, experto en la historia de los deportados españoles en los campos nazis
Hemeroteca de la CGT y CGT Cataluña
Hemeroteca de El País
Hemeroteca del Ayuntamiento de Barcelona
Investigación de Juan Antonio Ríos: «Las trampas de la memoria: el caso Enric Marco»
Hemeroteca de Amical de Mauthausen
Documental Ich bin Enric Marco
Hemeroteca de La Vanguardia