Urtasun relega la industria a un papel secundario en su plan de derechos culturales

Abc.es 
Ernest Urtasun apadrinó este miércoles la puesta de largo de Jazmín Beirak como directora general de Derechos Culturales , una suerte de 'superdirectora' de nueva creación en el ministerio con la que el ministro de Sumar pretende luchar contra la censura y garantizar la participación ciudadana en la cultura, desplazando a la industria a un papel secundario. Y el comienzo de los trabajos que a mediados de 2025 deberían cristalizar en un plan normativo no pudo ser más desafortunado: la 'superdirectora' contra la censura de Urtasun mantuvo un desayuno informativo con periodistas al que ABC no fue convocado. Según la jefa de comunicación del ministerio, que se mostró sorprendida al ser cuestionada, debió de fallar algo; como todas esas veces que los correos y llamadas de ABC a Cultura se quedan sin respuesta. Era el primer encuentro de Beirak con la prensa desde su nombramiento, que se hizo oficial a finales de marzo, cuatro meses después de la llegada de Urtasun a Cultura, tres después de que el ministro anunciara que crearía la Dirección General de Derechos Culturales y uno después de que se hiciera público que sería la exdiputada de la Asamblea de Madrid quien ocuparía el cargo. Los tiempos en Cultura son porosos, ya se sabe. Y lo que presentó Beirak, tras cuatro meses en el cargo, que se suman a todos los anteriores, fue el inicio de los trabajos para elaborar un plan que aspira a convertir a las instituciones culturales en facilitadoras de cultura, y no solo en proveedoras de productos para consumir. El acuerdo de coalición entre Sumar y PSOE contemplaba una ley de Derechos Culturales, pero el ministerio ha renunciado a darle esa «dimensión normativa», según dijo Beirak en el desayuno informativo, según informa la Europa Press, que como otras agencias, radios y periódicos sí fue convocada. «Es una política ejecutiva del Gobierno, preferimos dar este paso como plan de acción previo, porque la ley es una manifestación concreta de ese plan». Cultura cuenta con tenerlo listo en mayo de 2025. Otros diez meses más. Beirak expuso sus intenciones en este encuentro y, posteriormente, en un acto celebrado junto al ministro de Cultura en el Museo Thyssen al que acudieron el equipo del ministerio y, como convidados de piedra, representantes del sector. Estaba, claro, Guillermo Solana , que es director artístico del Thyssen y concurrió con Sumar a las pasadas elecciones europeas . «Estuvimos hace pocos días aquí con la fabulosa exposición que inauguramos el otro día -dijo Urtasun, en referencia a la 'La memoria colonial' -. Siempre es un placer poder venir a encontrarnos y poder utilizar estos espacios». Urtasun afirmó que aunque «la industria cultural de nuestro país es fundamental, la participación en la vida cultural y en su construcción son también importantes». Esta es una de las muchas desavenencias que tiene Sumar con el PSOE en materia cultural : sus socios son más protectores con la industria. Urtasun, en cambio, ve la cultura como «la principal herramienta de defensa de la democracia que tenemos en unos momentos que políticamente no son fáciles en Europa». Los que censuran siempre son otros. Pese al bombo que le dio Cultura a esta presentación, en realidad está todo por hacer. Lo de este miércoles no fue más que la presentación de la hoja de ruta del plan. La directora general lo ha dividido en trece ejes, con sendos grupos de trabajo de 15 personas cada uno, para un total de 200 perfiles diversos. Los que responsables de estos grupos de trabajo se denominan «relatores o relatoras». Habrá otros 300 colaboradores que se encargarán del diálogo con las comunidades autónomas y, consultados todos, se abrirá un proceso de participación pública para la ciudadanía. ¿Dónde queda la industria? A finales de año concluirá la primera fase del proyecto, que debería cristalizar a mediados de 2025 con la redacción del plan definitivo. Estos trabajos no saldrán gratis: habrá una partida -no se sabe cuánto- dentro del presupuesto de Cultura para financiarlo. Será por asesores... El objetivo, dijo Jazmín Beirak, es «atender a las políticas públicas en el ámbito de la cultura desde un nuevo prisma». Entre las cuestiones pendientes: la igualdad, la diversidad, la educación, el equilibrio territorial... «Hablar de derechos culturales nos permite abordar dos grandes desplazamientos. Nos permite cambiar la noción de cultura, es decir, dejar de entenderla únicamente como un objeto de consumo. Por otro lado, nos permite repensar el rol de las instituciones públicas, dejar de entender a las instituciones culturales como proveedores de cultura y entenderlas como facilitadoras, es decir, como aquellas que lo que hacen es generar las condiciones para que el propio tejido cultural pueda desarrollarse».

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