Todos a la calle

Abc.es 
Diga lo que diga el Constitucional, en cuyos tecnicismos judiciales no puedo entrar por impericia en la materia, resulta tan evidente como una pedrada en una cristalera que, en Andalucía, todo el mundo sabía que el partido metía la mano y la pata en los dineros públicos. Y es así desde que a Juan Guerra le pusieron un despacho en la Plaza de España, donde cantó antes que Tom Jones. Con los Eres la cosa se les fue de las manos, quizás blindados en la creencia de que los andaluces se lo perdonarían todo al partido que contaba con un respaldo popular tan masivo como siglos llevaba esperando que alguien escuchara sus desdichas y urgentes reformas sociales, sanitarias y laborales.... Ver Más

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