Muere 'Angelita la del kiosco', que regentó su negocio más de 30 años en Montequinto

Abc.es 

Ángeles Fernández Sánchez , más conocida como ' Angelita la del kiosco ', sufrió un infarto fulminante , en su casa de Montequinto, que la dejó sin vida, hace unos días . Con ella se fueron más de 30 años dedicados íntegramente a un pequeño negocio de chucherías y pasteles , en la avenida San José de Calasanz, junto el antiguo CEIP Rafael Alberti, hoy CEPER Pablo Guzmán Pueyo. 'Angelita' llegó a Montequinto hace 43 años y, debido a sus circunstancias, trabajaba por las mañanas limpiando en algunas casas. Al poco tiempo empezó a combinar este trabajo con el de quiosquera puesto que abrió un local de chucherías y pasteles y en el que permanecía hasta pasada la medianoche a diario y los fines de semana, hasta la 1 ó las 2 de la madrugada . Y cuando había 'Velaíta' hasta las 3 ó las 4 de la madrugada y por la mañana, temprano estaba allí otra vez. Además del quiosco, 'Angelita' era buena vecina y amiga . Como explica su nuera, Victoria García , tenía una relación estupenda con el resto de comerciantes y todos la querían mucho; igual que los vecinos de la zona porque se preocupaba por todos. «Los conocía a la perfección, podía hacer una radiografía de cada uno. Vamos, incluso, yo la conocí a ella antes que a mi marido porque venía al quiosco, le echaba una mano en lo que podía, ...» Afirmaba que « disfrutaba trabajando para dejarle algo a sus hijos el día de mañana», y siempre tenía una sonrisa en la cara, nunca se le notaba cansada o agobiada. Eso sí, era muy reservada y no le gustaba preocupar a nadie», comenta su nuera. Con su esfuerzo y sacrificio sacó adelante a sus dos hijos y como cuentan «sola». Miriam de Rueda , panadera que tenía el negocio junto al de ella dice que «era mujer muy trabajadora, muy servicial, rodeada de niños, dando consejos, por ejemplo, a mí cuando abrí mi local, dejando fiado a quien lo necesitara incluso, siempre pendiente de los demás». 'Angelita' se jubiló hace una década y su hijo continuó con el negocio . Ella, pasaba el día allí con él porque era «adicta al quiosco» aunque con la llegada de la pandemia , el comercio ya no funcionaba como querían y al poco tiempo lo cerraron. Desde entonces, salía, de vez en cuando, a comer con su familia, sus hijos, nueras, seis nietos y cinco bisnieto s y no ha podido conocer a dos que vienen de camino. Tras haber pasado un día con ellos, se levantó una mañana, se cayó al suelo y nunca más se levantó. Tenía 77 años. La familia reconoce que ha sido « muy duro perderla así, sin esperarlo, sobre todo, ahora que empezaba a vivir y a disfrutar un poco». Tenía 77 años y una vida repleta de vivencias, anécdotas y experiencias con generaciones familiare s de quinteños. Su último adiós fue rápido y muchas personas del barrio no pudieron despedirla. Ahora la familia plantea organizar una misa por su eterno descanso en la parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles.

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