¿Por qué hay nieve en las cumbres de las montañas si están más cerca del Sol?

Abc.es 

Las montañas , majestuosas guardianas de la Tierra, se erigen como gigantescos imanes para la mirada curiosa. Sus cimas, coronadas de nieve perpetua, nos lanzan una pregunta intrigante: ¿cómo es posible que estas moles rocosas, más cercanas al Sol, permanezcan envueltas en un manto blanco durante todo el año? Para comprender este fenómeno, debemos adentrarnos en los principios de la meteorología y explorar los factores que influyen en la temperatura y la precipitación en las zonas montañosas. Uno de los elementos más importantes que determinan la temperatura en las montañas es la altitud. A medida que ascendemos por las laderas montañosas, irrumpimos en un reino donde el aire se vuelve más tenue y la presión atmosférica disminuye. Esta danza atmosférica provoca una expansión del aire, enfriándolo considerablemente. Un fenómeno que se conoce como gradiente adiabático seco y que se puede resumir en una máxima: «A mayor altura, menor temperatura». Pero este no es el único factor que juega a favor del frío. La topografía montañosa también desempeña un papel crucial. Las laderas expuestas al Sol se calientan durante el día, mientras que las que permanecen en sombra se mantienen frías. Este contraste de temperaturas genera corrientes de convección: el aire caliente asciende por las laderas soleadas y el aire frío desciende por los valles sombreados, en un ciclo continuo que enfría las montañas. Las montañas también actúan como barreras naturales para el flujo de aire húmedo. A medida que las masas de aire cargadas de humedad se elevan sobre las montañas, se enfrían y se condensan, formando nubes. Estas nubes, a su vez, pueden dar lugar a precipitaciones en forma de lluvia o nieve , dependiendo de la temperatura ambiental. En las altitudes más elevadas, donde las temperaturas son constantemente bajas, la precipitación cae, principalmente, en forma de nieve. La nieve, a su vez, refleja la luz solar, lo que intensifica el efecto de enfriamiento en la zona y contribuye a mantener las temperaturas bajas, incluso en verano. Además de la altitud, la topografía, las nubes y la precipitación, otros factores pueden influir en la temperatura y la formación de nieve en las montañas como, por ejemplo, la orientación de las laderas, la presencia de glaciares, la cubierta vegetal e, incluso, la actividad humana puede tener un impacto en el clima local de las zonas montañosas. Por último, pero no por ello menos importante, la nieve en las montañas no es solo un fenómeno visualmente impactante, sino que también juega un papel decisivo en el equilibrio de los ecosistemas montañosos. La nieve de las cumbres proporciona una fuente de agua dulce durante el deshielo, regula la temperatura del suelo y crea un hábitat único para una gran variedad de plantas y animales.

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