El arma secreta de los dragones de Komodo: descubren que sus dientes están recubiertos de hierro

Abc.es 

Con sus 80 kilos de media (aunque puede llegar hasta los 100), el dragón de Komodo es la especie viva de lagarto más grande del planeta. No acaban ahí sus récords: aunque la mayoría de sus 'primos' son herbívoros u omnívoros, este animal solo se alimenta de carne. Y, además, aunque como el resto es de sangre fría, es el único capaz de aumentar su metabolismo a niveles cercanos a los de los mamíferos, lo que le confiere una gran velocidad y una resistencia inusual para su clase. Ahora, los científicos han descubierto un nuevo 'superpoder' de estos lagartos gigantes: sus dientes tienen puntas de hierro que los mantienen siempre afilados, además de otorgarles un característico tono naranja. Este hallazgo acaba de publicarse en la revista ' Nature Ecology & Evolution '. Tener hierro en los dientes no es algo exclusivo de los dragones de Komodo: ya se sabía que los dientes de otros parientes reptiles poseen este material entre la composición de sus dientes. Sin embargo, la concentración de hierro en los de este lagarto originario de Indonesia y que come desde aves a ciervos, pasando por caballos y búfalos, es mucho mayor. Tanto que. mientras para el resto de reptiles es casi imperceptible, al dragón de Komodo se le tiñen los dientes de naranja. Con el objetivo de comprender mejor la composición química y estructural de los dientes de estos carnívoros, científicos del King's College de Londres compararon los cráneos y los dientes pertenecientes a varios museos, incluidos los restos de Ganas, un dragón de Komodo que vivió en el zoológico ZSL de Londres durante 15 años. Los análisis revelaron una fina capa de hierro sobre las dentadas y las puntas de los dientes, lo que les mantiene afilados para usarse en cualquier momento. Este estudio tiene implicaciones más allá de entender la letal forma de caza de estos reptiles: también nos cuenta detalles de animales del pasado. «Los dragones de Komodo tienen dientes curvados y dentados para desgarrar y desgarrar a sus presas, al igual que los dinosaurios carnívoros -explica Aaron LeBlanc, profesor de Biociencias Dentales en el King's College de Londres y autor principal del estudio-. Queremos utilizar esta similitud para aprender más sobre cómo podrían haber comido los dinosaurios carnívoros y si utilizaban el hierro en sus dientes de la misma manera que el dragón de Komodo». Entonces, el siguiente paso sería comparar los dientes de estos animales con los de los dinosaurios carnívoros. Sin embargo, existe un gran problema: los cambios físicos que se producen durante el proceso de fosilización ocultan la cantidad de hierro que hubo en el diente cuando su portador estaba vivo. «Lo que sí descubrimos fue que los dinosaurios carnívoros más grandes, como los tiranosaurios, sí modificaron la estructura del esmalte de los bordes cortantes de sus dientes. Así, mientras que los dragones de Komodo modificaron la química de sus dientes, algunos dinosaurios modificaron la estructura de su esmalte dental para mantener un borde cortante afilado«, señala LeBlanc. «Si analizamos más a fondo los dientes de Komodo, podremos encontrar otros marcadores en la capa de hierro que no se modifican durante la fosilización. Con marcadores como ese, sabremos con certeza si los dinosaurios también tenían dientes recubiertos de hierro y comprenderemos mejor a estos feroces depredadores». Hace tres años, los dragones de Komodo pasaron de estar en la categoría de especie 'vulnerable' a ' en peligro de extinción ' en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Según este organismo, esta especie endémica de Indonesia y que solo se encuentra en el Parque Nacional de Komodo (declarado Patrimonio de la Humanidad) y en la vecina isla de Flores, «está cada vez más amenazada por los impactos del cambio climático». «Se espera que el aumento de la temperatura global y los consiguientes niveles del mar reduzcan el hábitat adecuado del dragón de Komodo al menos en un 30% en los próximos 45 años», señalaron en un comunicado. «Los dragones de Komodo están lamentablemente en peligro de extinción, por lo que, además de fortalecer nuestra comprensión de cómo podrían haber vivido los dinosaurios icónicos, este descubrimiento también nos ayuda a desarrollar una comprensión más profunda de estos asombrosos reptiles mientras trabajamos para protegerlos», señala por su parte Benjamin Tapley, conservador de reptiles y anfibios del ZSL y coautor del estudio.

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