Maniata a dos caballos con cuerdas para limitar sus movimientos y uno tiene que ser sacrificado por las heridas irrecuperables

Abc.es 

Maniatados tanto en las extremidades delanteras como traseras y utilizando para ello cuerdas de las que habitualmente se utilizan para atar pacas de paja, de escaso diámetro y abrasivas. Así estaban dos caballos cuando fueron localizados por los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza ( Seprona ) de la Guardia Civil, en la zona de la sierra de Guadarrama , en la provincia de Segovia. Su dueño había atado a los animales de esta forma para «limitar» sus movimientos en el campo, y cuando fueron encontrados por los guardias presentaban «graves heridas en sus patas», con diversos cortes y lesiones de diversa consideración, según ha informado desde la Guardia Civil a través de la Subdelegación del Gobierno. Tal era el estado, que uno de los equinos, en concreto una yegua, estaba tumbada y no podía levantarse . Las ataduras que le había puesto su dueño para limitar sus desplazamientos y las heridas que tenía imposibilitaban al animal volver a ponerse en pie. Cuando fue localizada su situación estaba tan deteriorada que, «en fechas posteriores tuvo que ser sacrificada ante la imposibilidad de su recuperación y para evitar sufrimientos innecesarios», han detallado desde fuentes oficiales. El otro caballo, un macho, también cojeaba de forma «ostensible» también por las heridas que tenía causadas por las ataduras que tenía en sus cuatro extremidades. Hallados los animales en tan precario estado tras una alerta ciudadana , los agentes identificaron al dueño, al que requirieron primero para que liberase a los caballos de las ataduras, además de pedir que aplicase los tratamientos veterinarios necesarios para su cura. A la vez, la Unidad Veterinaria del Servicio Territorial de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla y León de Segovia se realizó el correspondiente informe facultativo sobre la gravedad de las heridas que presentaban los animales, así como por las causas que las habían ocasionado. Por dicho motivo, los componentes del Seprona abrieron una investigación del propietario de los caballos como presunto autor de un delito de maltrato animal, además de remitir las diligencias instruidas al Juzgado de Instrucción de Segovia. Y a este procedimiento penal abierto se suman las varias denuncias administrativas por infracciones en materia de Sanidad Animal que enviaron al Servicio Territorial de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla y León. El dueño de los caballos, se enfrenta, según recoge el Código Penal, a penas de prisión de 3 a 18 meses o multa de 6 a 12 meses y con la pena de inhabilitación especial de 1 a 3 años para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales y para la tenencia de animales.

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