Fran Garrigós y un combate a la presión

Abc.es 

A veces, el peor de los rivales no está enfrente, sino en uno mismo. Para Fran Garrigós (Madrid, 29 años) la presión pudo más tanto en Río 2016 como en Tokio 2020. Las expectativas propias primero, y ajenas después, le impidieron desarrollar todo su potencial sobre el tatami . Apeado de la primera ronda en ambas citas, le entró el vacío, los fantasmas de no saber si eso era lo suyo y si merecía la pena continuar. Pero no es Garrigós alguien que se rinda fácilmente. No lo hacía cuando era pequeño, un terremoto al que sus padres apuntaron a judo para ver si se cansaba. No lo hace como Fran, sargento reservista del Ejército del Aire, licenciado en Ciencias de la Actividad Física del Deporte y Máster de Gestión Deportiva, y no lo iba a hacer como deportista. «A Río llegué bastante joven; para Tokio fue un buen año: Europeo y bronce en el mundial. Y no esperaba perder en el primer combate. Esperaba mucho más. Nos jugó una mala pasada la presión de ese mundial un mes antes de los Juegos», reconoce el judoca. Fue un golpe duro anímicamente del que le costó salir. Decidió parar, terminar la carrera y entrenar solo por el disfrute de hacerlo, sin presión, sin objetivos. Solo entonces se planteó volver a competir, para encontrar la chispa perdida y que volviera a encender la ilusión. «Trabajo con Pablo del Río –psicólogo– desde hace años y buscamos la respuesta a saber si seguía teniendo las ganas. Me di cuenta de que me gusta la competición y de que quería seguir». Lo difícil, siempre lo dicen los deportistas , no es la motivación para los torneos, sino para levantarse cuando no apetece y buscar ese milímetro que falta en la mejora y que puede significar toda la diferencia. Por eso, el trabajo de Garrigós fue tumbar a los fantasmas que lo atenazaban por la presión, a esa etiqueta de favorito que a veces pesa más de la cuenta. Tras el reseteo, algunos de sus mejores resultados: bronce del mundo en 2021, campeón de Europa en 2022 y 2024 y ese oro mundial en Doha 2023 para unirse a Miriam Blasco (1991), Isabel Fernández (1997) y Niko Shera (2018 y 2021). En lugar de pesar, llega sin embargo liberado porque quiere demostrar que todavía hay mucho Garrigós . A sí mismo sobre todo. Pero con un cambio fundamental: «Lo que he cambiado es salir sin pensar en la medalla. Centrándonos en lo que depende de nosotros y tratar de luchar los máximos combates posibles», reflexiona el madrileño. Elevada su confianza, ilusiona su palmarés, pero él es el primero que sabe que los rivales hay que tratarlos de uno a uno, empezando por los propios: «Llego en las mejores condiciones posibles. Los resultados del ciclo han sido muy buenos, pero no te garantiza nada. Es una competición completamente diferente y cualquiera de los 25 puede luchar por todo. Vamos a darlo todo para intentar estar en lo más alto posible». Lidera desde hoy ( 10.00 horas ) una expedición estupenda con muy buenas opciones con los que se espera romper esa racha de 24 años sin subir a un podio olímpico (Isabel Fernández, en Sídney 2000). Pero ellos no lo piensan así. «Nosotros venimos por primera vez, nuestro trabajo empieza en estos Juegos. Haremos lo posible de romper esa barrera. Estamos convencidos de que traemos un buen equipo y confiamos en esa medalla», indica Laura Martínez , que también sale hoy al tatami (10.00). «Tenemos un equipo muy bueno, cualquiera de los nueve lo puede conseguir», subraya Garrigós, liberado y sin presión, trabajada a conciencia esta tercera oportunidad de demostrar quién es el campeón del mundo. Sobre todo de demostrarse quién es Fran Garrigós. Sin fantasmas ni presiones.

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