Los retratos de Romero de Torres y Zuloaga se 'mirarán' en su exposición en Córdoba

Abc.es 

Se parecían en su gusto por el retrato , en la primacía de la figura humana y la pasión por sus lugares de nacimiento, que reflejaron de forma constante en sus obras. En el paisaje y en los símbolos, como en la fiesta de los toros , que los dos amaron. Ignacio Zuloaga (Éibar, Guipúzcoa, 1870-Madrid, 1945) y J ulio Romero de Torres (Córdoba, 1874-1930) fueron dos de los pintores españoles más destacados de su tiempo y se caracterizan por su voluntad no de ir a contracorriente , sino de hacer la pintura que querían, sin dejarse atrás por las vanguardias de su tiempo, aunque aprendieran de ellos. Serán los protagonistas del otoño cultural en Córdoba con la gran exposición que prepara el Ayuntamiento en la sala Vimcorsa , y en la que las obras de uno y otro dialogarán, mirándose frente a frente. Es uno de los actos centrales de la celebración del 150 aniversario del nacimiento de Romero de Torres . Será entre el 27 de septiembre y el 1 de diciembre. La intención del Ayuntamiento de Córdoba es que en la exposición esté presente 'Rivalidad' , el lienzo que estuvo entre los más valorados por su propio autor. Todavía pertenece a Prasa , pero el Ayuntamiento ha llegado a un acuerdo para su adquisición por 700.000 euros , y aunque todavía no está firmado, la organización de la exposición cuenta con él para participar, bien ya como propiedad municipal o como cedido. Sí que se conocen bastantes de las obras que llegarán de Ignacio Zuloaga, y que pertenecen en su totalidad al Museo de Bellas Artes de Bilbao . El Ayuntamiento de Córdoba ya ha contratado el transporte y el seguro que permitirá que se enseñen junto a los del museo del pintor cordobés. Serán en total once y de Romero de Torres llegará un número parecido o ligeramente superior, para que los que acudan a la sala Vimcorsa puedan ver qué puntos en común tienen uno y otro y en qué se diferencian. Uno de ellos es 'Dama con sombrilla', un lienzo de la primera etapa del pintor vasco, de entre 1895-1897. Aparece una mujer vestida con mantilla , al modo de la época, y con una sombrilla blanca de encaje, para protegerse del sol. Como explica el Museo de Bellas Artes de Bilbao, puede ser un acantilado , por la exposición de los barcos del fondo. Todavía no tiene el estilo sombrío del momento de mayor madurez, así que los expertos lo llaman de la España blanca. Algo anterior es 'Retrato del Conde de Campo Alegre', firmado en la base y realizado hacia 1892. Muestra a un hombre refinado y de aspecto desenfadado, vestido con terno blanco y con un paisaje grandes árboles como fondo. Es una obra todavía de principiante, en que está buscando el estilo, y se caracteriza por la luminosidad. Muy singular es otra obra del mismo año, de 1892, que también estará presente, y se titula 'Un bohemio (retrato de Pablo Uranga)'. No es un lienzo, sino un dibujo hecho a carboncillo sobre cartulina, sobre otro artista vasco al que conoció en París . Destaca, según el Museo de Bellas Artes de Bilbao, por la importancia de la figura humana y el gesto del protagonista con las manos en los bolsillos. El mismo pintor es el protagonista de otro dibujo en el que se aprecia el paso del tiempo para la persona retratada. Han pasado más de treinta años, porque es 1920, y el que en la primera obra era un hombre joven y vigoroso ya tiene el rostro arrugado, señales de alopecia y necesita gafas. «Dibujado en el lecho del dolor », dice Zuloaga, porque en aquel verano una enfermedad le había lastrado y su amigo Pablo Uranga había acudido a visitarlo con frecuencia. Una gran parte de las obras que formarán parte de la exposición sí responden a la estética más conocida de Ignacio Zuloaga, porque, como sucedió también con Romero de Torres, ambos estuvieron en busca de su estilo y encontraron en los primeros años del siglo XX un lenguaje propio que ya nunca abandonaron. En el caso del autor vasco, un cierto tenebrismo y oscuridad que no por ello dejó de lado la búsqueda de la belleza de la figura humana en muchas ocasiones. A ello responde una obra de 1910: 'Retrato de Doña Adela de Quintana', un lienzo de gran formato en que la protagonista no aparece en mirada frontal, aunque sí de cuerpo entero . Fue el propio autor quien entregó esta obra al museo poco después. La mujer está vestida al completo de negro, desde el vestido hasta el sombrero, y se muestra de perfil y mirando de reojo, en lo que parece una jornada fría y ventosa , propia de ciertas jornadas en el norte de España. En el fondo del lienzo hay un monte y un pequeño pueblo, y el cielo es muy característico, con nubes negras de mucha textura, en la línea de lo que había hecho algunas décadas antes Vincent van Gogh. Los que conocen los retratos femeninos de Julio Romero de Torres pondrán encontrar lo que tienen en común y lo que es distinto. De tonos mucho más oscuros, aunque también con rasgos castizos , es el 'Retrato de Doña Rosita Gutiérrez', datado entre 1914 y 1915. Su protagonista está vestida con mantilla negra y media teja y también va enlutada, pero muestra algo parecido a una sonrisa. Se sitúa con el fondo del paisaje de un pueblo que no está identificado, y con un cielo con poca luz, de tonos azules muy oscuros. A su lado hay un retrato que también mira directamente al pintor en una obra en que la mujer muestra un abanico con una de las 'Majas' de Goya , uno de los pintores preferidos de Zuloaga. La intensidad del color protagoniza la obra ' El cardenal' , de hacia 1912. Llega, como afirma el museo, después de una estancia del pintor vasco en Castilla , que marcó su forma de concebir el arte a partir de entonces. El protagonista no es un eclesiástico real, sino un modelo habitual suyo, Francisco, vestido con la púrpura que corresponde a los príncipes de la Iglesia. El cuadro muestra una clara influencia de El Greco tanto en la figura alargada del joven sacerdote que hay junto al protagonista como en la atmósfera y en el fondo, que es la localidad segoviana de Sepúlveda. En la exposición figurará también una obra del año 1935 sin presencia humana: 'Paisaje de La Rioja '. Es una vista panorámica de un pueblo blanco, situado en un valle. Un río, puentes y tierras de labranza se alternan con las montañas en una vista en que además figura un cielo oscuro, muy característico de su obra.

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