Australia derrota a España (92-80), que confirma la sombría realidad que se pensaba

Abc.es 

Dos coincidencias se unían para el estreno olímpico del baloncesto masculino español en Lille. Por una parte, un grupo que infunde pavor; de otro lado, la certeza de que La Roja no dispone de aquella generación celestial. Sergio Scariolo y 'La Familia', buen sobrenombre para un grupo fraternal y solidario, tratan de retardar en la medida de lo posible el axioma de que cualquier tiempo pasado fue mejor, puro lema de la nostalgia. Este sábado, en el mismo escenario donde Pau Gasol derribó de manera autoritaria a Francia mediante una actuación sobrenatural la década pasada, el equipo en cuarto menguante que toma el relevo sufrió la indiscutible jerarquía australiana . Un combinado que reúne a ocho hombres de la NBA y que superó de manera nítida al cuadro hispano. Siempre queda la opción de confiar en el maestro italiano de la estrategia, el que ayer recurrió a pasajes defensivos zonales y desempolvó la 'caja y uno': póker humano en zona y vigilancias cara a rostro de López-Aróstegui o Díaz al joven Giddey y más tarde al veterano Mills. Y aún hay que mantener la esperanza en el desarrollo evolutivo de los conjuntos de Scariolo, que crecen durante los torneos hasta el punto de que el oro europeo de hace dos años cobra el rango de admirable milagro. Pero la pizarra, la sincronía coral y el deseo también chocan con los límites. Ahora mismo, y tras un debut que verifica la sombría realidad que se pensaba, acceder a cuartos de final como uno de los dos mejores terceros colmaría el objetivo. Se trata de vencer el martes a Grecia y no dejar los deberes a última hora, cuando la potente Canadá de serias aspiraciones al podio examine a un alumno español en hilvanes. El seleccionador de La Roja hubo de pedir su primer tiempo muerto en el minuto 5 (18-7) ante la jerarquía oceánica a ambos lados del campo. El pívot Landale (Houston Rockets) desnudaba las carencias defensivas de Willy Hernangómez , cuyas irrebatibles virtudes se centran en la zona contraria. Daniels (Atlanta Hawks) superaba a un Lorenzo Brown apagado y sin nervio que activó tardísimo el despertador y para entonces ya enseñaba Giddey (Chicago Bulls) su talento a través de contribuciones por sí mismo y repartiendo comida a domicilio. Atrás, los constantes 'dos por uno' al base naturalizado de Scariolo enredaban los ataques de España. El combinado de la otra parte del mundo manaba baloncesto con fluidez y manejaba la asignatura capitular de los espacios ante un adversario con una o dos marchas menos en la caja de cambios. El 31-17 del minuto 9 se parecía más a una tormenta que a la persistente lluvia de la ceremonia inaugural en París. Claro que 'La Familia' se agarra a los partidos porque el amor propio viaje en su código genético. Así que reaccionó a través de un quinteto menos amistoso con los veteranos madridistas, Díaz, Juancho y Garuba , quien endureció el duelo en el mejor sentido y en el contrario. Entre el empeño y las variantes zonales del técnico italiano contuvo el combinado nacional la sangría anotadora de Australia. España, que abusaba del triple, se cosió precisamente a la matinal con dardos lejanos 'made in Llull', el frutero de las mandarinas que encoge los corazones propios y ajenos en cada tiro, y de Aldama, el longilíneo 'cuatro' de mano bendita que se muestra como el mejor recurso ofensivo de Scariolo. El resurgir de Willy como hombre-boya a la vuelta de los vestuarios y su alianza con Aldama variaron durante unos momentos el escenario de una obra firmemente escrita por el adversario de Oceanía. De tal modo que 'La Roja' se cobró su única y efímera ventaja (54-56, minuto 25). Sin embargo, Australia respondió al susto de forma inmediata mediante salvas de artillería y la profanación del aro hispano a base de rebotes ofensivos como puñales. Un momento de lucidez entre tanto panorama sombrío. La evidencia de que faltan aportaciones suplementarias al goteo constante de Aldama y los chispazos de Llull y el mayor del Hernangómez ante un rival de veneno mucho más repartido.

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