Moha Ramos, de compartir vestuario con Cristiano y las estrellas del Real Madrid a los calabozos de Lanzarote

Abc.es 

Mohamed Airam Ramos Wade, conocido como Moha Ramos en el mundillo futbolístico, estaba catalogado en el Real Madrid como un guardameta con un futuro brillante, y durante su estancia en el club era habitual verle en Valdebebas trabajando con la primera plantilla a las órdenes de Zinedine Zidane, que llegaba a convocar al portero formado en la UD longuera y el CD Tenerife en varios partidos de Liga, Copa y Champions League. Aquel joven prometedor que compartía vestuario con Cristiano Ronaldo, Modric, Kroos, Sergio Ramos, incluso era inscrito en el Mundialito de Clubes conquistado por el equipo blanco en la temporada 2017-18, pero acababa saliendo sin hacer ruido de la entidad donde se le terminó mirando con recelo por su carácter. Este lunes, un juez ordenaba su ingreso en prisión por orden del Juzgado de lo Penal número 7 de Madrid para cumplir una condena por un delito de conducción alcohólica y otros dos de lesiones anteriores a la llegada al filial del CD Tenerife , su actual equipo. De padre canario y madre senegalesa, Moha Ramos (13 de abril de 2000, Santa Cruz de Tenerife) aterrizaba en Valdebebas en 2016 apadrinado por Sixto Alfonso, ojeador que descubrió a otros talentos canarios como Jesé y Omar Mascarell. El chicharrero, al que le gustaba colgar en sus redes sociales las fotos que se hacía en los entrenamientos junto a las estrellas de la primera plantilla, vivía una de su tarde mágica en la casa blanca en una eliminatoria de octavos de final de la Youth League de 2018 . Su exhibición en la tanda de penaltis ante el Krasnodar dio la clasificación al Juvenil que dirigía José María Gutiérrez 'Guti'. Tres penas máximas lanzadas por los rusos y tres paradones del guardameta para aniquilar en tiempo récord al rival. Una demostración de agilidad y reflejos de una perla que acababa perdiendo el brillo por sus malas decisiones. Aquel joven, ahora ya con 24 años, era detenido por la Guardia Civil el pasado sábado en la isla de Lanzarote antes de un partido amistoso del filial del CD Tenerife, su actual equipo, y conducido a los calabozos. El meta estaba en libertad porque se le había concedido una suspensión de la condena por un delito de conducción alcohólica y otros dos de lesiones, un beneficio revocado por el juzgado que dictó la sentencia y que ahora ordenado su ingreso en prisión. Un mazazo para un portero que comenzaba hace tiempo a torcer su prometedor futuro. El sueño blanco de Moha Ramos acababa pinchándose y, tras abandonar el Real Madrid en 2019, el guardameta iniciaba un periplo que le llevaba a varios equipos en los que no conseguía echar raíces. Puso rumbo al Birmingham inglés, pero no aprovechó aquella cesión. Comenzaban los fantasmas y tampoco conseguía relanzar su carrera el siguiente año, en el que jugaba a préstamo en el Real Unión de Irún , con el que solo disputaba un partido. Tras aquel paso por el club guipuzcoano, el guardameta se desvinculaba definitivamente del Real Madrid y ponía rumbo al Racing de Santander . Una aventura fugaz que tampoco funcionó. Firmaba por tres años, pero después de seis meses y con solo siete partidos defendiendo la portería cántabra volvía a hacer las maletas. Aquella misma temporada, la 2021-22, volvía a intentarlo en el R eal Avilés , pero solo aparecía en tres encuentros. Esa fallida aventura en Asturias le hizo replantearse la hoja de ruta y decidía regresar a Canarias para intentar relanzarse como portero. Primero en el filial de la Unión Deportiva Las Palmas, pero tampoco encontraba la continuidad deseada. Tras quedar libre, volvía a la que fuera su casa de niño y se enrolaba en el CD Tenerife , logrando la pasada temporada el ascenso a Segunda Federación con el filial, en el que se convertía en titular indiscutible. Con contrato hasta junio de 2025, hace unos días comenzaba a preparar la próxima temporada, pero su detención el sábado y la orden de ingreso en prisión de este lunes vuelven a torcer la carrera de un portero que un día llegaba a compartir vestuario con las estrellas del Real Madrid. Como buen portero, tiene su lista de supersticiones. Tocar los tres palos de la portería antes de que comience el partido es una de ellas, y le suele traer suerte, como ayer en Rusia. Moha Ramos (13 de abril de 2000, Santa Cruz de Tenerife) metió al Real Madrid Juvenil que dirige Guti en los octavos de la Youth League, tras una exhibición histórica en la tanda de penaltis. Tres penas máximas y tres paradones para aniquilar en tiempo récord al Krasnodar. Una demostración de agilidad, reflejos y puños de hierro que definen a la perfección a la perla canaria de la cantera blanca, tercer portero de Zidane desde esta temporada, aunque aún no ha tenido la oportunidad de debutar oficialmente. De madre senegalesa y padre tinerfeño, a sus 17 años Moha Ramos suma su tercera temporada en «La Fábrica» bendecido ya por Luis Llopis, el preparador de porteros del primer equipo. Sus 189 centímetros y 85 kilos hacen de él un guardameta imponente. Ahora que tanto se habla de novedades en el marco blanco, quizás la solución la tenga en casa el Madrid, sin necesidad de salir al mercado a gastarse una millonada.

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