La campeona más sucia: «He orinado en todas las piscinas donde he nadado»

Abc.es 
«El sucio secreto de los nadadores olímpicos ». Así tituló el diario estadounidense 'The Wall Street Journal (WSJ)' un reciente reportaje sobre un grupo de deportistas que tradicionalmente le da muchas alegrías, en forma de medallas, al deporte del país norteamericano. El secreto queda desvelado en la segunda parte del propio titular: «todos orinan en la piscina». Entre los testimonios que avalan esa sorprendente afirmación, el más descarado es, sin duda, el de Lilly King (27 años), doble campeona olímpica de 100 metros braza y en relevo 4×100 estilos en los Juegos de Río 2016 . «Probablemente he orinado en todas las piscinas en las que he nadado», aseguró la deportista que también tiene en su brillante palmarés dos platas (200m braza y 4×100 estilos) y un bronce (100m braza) obtenidos en Tokio 2020 . «Puedo orinar mientras nado, lo cual es casi un don. Definitivamente es una habilidad», añade King. Para intentar comprender tan sorprendente reflexión de la deportista de Indiana hay que tener en cuenta que los nadadores, debido al gran desgaste físico que realizan, necesitan beber mucho líquido para hidratarse . Además, los bañadores, cada vez más ceñidos y aerodinámicos, no facilitan la habitual operación de ir al baño Zach Harting (26 años) campeón del mundo en 2024 (4x100 estilos), reconoce que orina en la piscina desde que comenzó a competir en el campeonato estatal de escuelas secundarias del estado norteamericano de Alabama . «El mundo cambió para mí después de orinar en la piscina por primera vez -reconoce Harting-. Después de eso, cada vez que iba a una piscina solo consideraba que había nadado en ella si orinaba». «Siempre tengo que orinar porque bebo mucho para hidratarme», declara en el 'WSJ' Jake Mitchell (22 años), plata en el Mundial 2023 (4x200 libres) y olímpico en Tokio. Pese a estas sorprendentes confesiones, los nadadores procuran ir al baño antes de lanzarse a la pileta. Una vez en el agua, ante la imposibilidad de aguantarse las ganas, sí que intentan seguir a rajatabla una regla no escrita: orinar en solitario, sin nadie alrededor. ¿Por qué hacen eso? Responde gráficamente Cullen Jones (40 años), oro en Pekín 2008 y Londres 2012 (4x100 estilos): «Conviene no nadar nunca en una zona caliente». No es la primera vez que los nadadores olímpicos estadounidenses hablan sin tapujos de este escatológico asunto. En 2012, en plenos Juegos de Londres , lo hicieron dos leyendas de la piscina. El primero fue Ryan Lochte , (oro y plata en Atenas 2004, dos oros y dos bronces en Pekín 2008, dos oros, dos platas y un bronce en Londres 2012 y oro en Río de Janeiro 2016): «Por supuesto que meamos. Creo que hay algo en el agua con cloro que te hace hacerlo automáticamente. No lo hago durante las carreras, pero sí durante los entrenamientos». Días después, el más grande, Michael Phleps , 39 años y 28 medallas olímpicas a sus espaldas (23 de oro, 3 de plata y 2 de bronce), corroboró las palabras de Lochte: «Todo el mundo orina en las piscinas. Es algo normal que hacen los nadadores. Estamos en el agua dos horas y no salimos para orinar». Eso sí, Phleps le quitó hierro con un argumento que también emplean el resto de nadadores meones: «No es tan grave ni malo porque el cloro lo elimina todo ».

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