La cesárea humanizada recupera el vínculo entre madre e hijo en el momento del nacimiento

Abc.es 
Muchas mujeres reciben como un jarro de agua fría la noticia de que van a hacerla una cesárea. Experimentan una compleja reacción psicológica , con sentimientos de pérdida, fracaso y dificultades notables en la adaptación posterior y en el vínculo con sus hijos, incluso sufren la llamada 'depresión postcesárea'. Según David Fuster , ginecólogo del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre , «la importancia de evitar cesáreas innecesarias y vivir cesáreas respetuosas es fundamental. Intentamos hacer las cesáreas justas, y esperamos el momento oportuno para realizarlas». Asegura que «esta reacción de fracaso o pena se relaciona con una cuestión hormonal: la hormona clave implicada en la fisiología del parto es la oxitocina. Su liberación provoca contracciones para iniciar y mantener el trabajo de parto, expulsión de la placenta y leche, alcanzando sus niveles máximos justo después del nacimiento del bebé y antes de la expulsión de la placenta. Además, está íntimamente relacionada con otra hormona, la prolactina, que actúa durante las primeras horas del nacimiento reforzando el apego mama-bebé». Pero, según este ginecólogo, hay que diferenciar entre la cesárea electiva y la cesárea urgente en medio de un parto. «En una cesárea urgente, -puntualiza-, la liberación neurohormonal está activada; en cambio, en una cesárea electiva (la que se realiza sin que la embarazada llegue a ponerse de parto), la transición neurohormonal es brusca, de forma muy diferente a como sucede en un parto fisiológico. Ni el cerebro de la madre ni el del bebé han tenido la liberación hormonal que sucede en el parto vaginal, lo que puede traducirse en que tras una cesárea cuesta más 'sentir' la intensidad del vínculo con el bebé». Para paliar estas diferencias con el parto vaginal, el doctor Fuster apuesta por nuevas técnicas de humanización. «En el momento del nacimiento descendemos los paños quirúrgicos, de esta manera la mamá presencia la salida de su bebe del abdomen, acompañada por de su pareja . De esta forma, son protagonistas y partícipes del nacimiento, permitiendo incluso al profesional, dejar al bebé en el pecho de su madre hasta realizar el pinzamiento óptimo del cordón umbilical y así conseguimos respetar la transición a la vida extrauterina». Asegura que esta práctica logra mitigar el retraso significativo en el primer contacto madre-hijo que supone la intervención por cesárea. «Intentamos minimizar la separación porque es importante y significativa, ya que implica un obstáculo para el establecimiento del vínculo, y más cuando se la madre es sometida a una operación y está más dolorida y cansada». La presencia de los padres o acompañantes en las cesáreas también es de vital importancia para el doctor Fuster, «ya que es una manera de asegurar el apoyo emocional continuo a la madre. Esto, unido al respeto de la intimidad de la pareja , la luz tenue del quirófano y el ambiente silencioso o musicalizado, dependiendo de la voluntad de la madre, son sin duda acciones que pueden mitigar la brusca transición hormonal que conlleva la cesárea sin trabajo de parto previo».

Читайте на 123ru.net