La Soledad de San Buenaventura ya tiene fecha para el inicio de la restauración del retablo cerámico
El lunes 9 de septiembre comenzarán las obras de restauración del retablo cerámico en la fachada principal de la iglesia conventual de San Buenaventura , una de las mejores piezas de su tipo en la ciudad. El cabildo de oficiales, celebrado el 22 de septiembre de 2023, aprobó la intervención de esta obra, confeccionada por Enrique Orce Mármol, que fue la última antes de su fallecimiento. La empresa Metis Conservación y Restauración S.L., bajo la coordinación de Pilar Soler Núñez , se encargará de la restauración del retablo cerámico de la Soledad de San Buenaventura. Tras la elaboración del informe sobre el estado de conservación de la obra, se identificaron daños ocasionados por la exposición a la intemperie. También se detectaron daños puntuales causados por acciones humanas , como operaciones de mantenimiento y reparaciones en las que no se utilizaron materiales compatibles. Por otra parte, como así indica Pilar Soler Núñez en el informe de conservación, la principal causa de la degradación del retablo es la humedad. «Por capilaridad asciende por el muro que le sirve de soporte y actúa sobre todo en los morteros de unión y agarre, provocando descohesión hasta el punto de desaparecer y ocasionar pérdidas . En contacto directo por el agua de lluvia, l a acción de la humedad aumenta y se agrava, repercudiendo en la estabilidad de las piezas y del su vidriado. En este punto es cuando comienzan a producirse pequeñas pérdidas de morteros de unión por las que penetra el agua y la humedad, lo que a su vez provoca la apertura de pequeñas fisuras, grietas, quebrantamiento de la superficie vítrea y fragmentación de piezas con el consecuente desprendimiento, lo que supone una pérdida de material original irreversible», ha apuntado la representante de la empresa de restauración del retablo. La suciedad, la presencia de daños compatibles, la pérdida de material en la uniones y juntas, las fragmentaciones y lagunas en las patologías, y el mortero disgregado y la descohesión entre el mortero y la fábrica han sido los problemas a nivel constructivo y de soporte de la obra. La restauración consistirá en una limpieza donde será eliminada la suciedad acumulada «(capa de polvo, depósitos, acumulaciones, salpicaduras…) mediante procedimientos de diversa índole: superficial mediante cepillado y aspiración, mecánica a través de bisturís y químicas con detergentes, tensioactivos y disolventes (acetona y alcohol con agua desmineralizada) conforme a los tipos de suciedad». Habrá una consolidación preventiva «si se detectan elementos inestables que no requieren extracción se procederá a su fijación preventiva mediante Paraloid B72, hasta que la unión definitiva sea efectuada». Por otra parte, « en el caso de detectarse alguna pieza suelta y en peligro de desprendimiento, será identificada, fotografiada y extraída manualmente. Se p rotegerá previamente con gasa aplicada mediante Paraloid B72 si se considera necesario para salvaguardarla en su integridad. Será custodiada en depósito individual marcando su procedencia exacta para devolverla a su lugar original». Se unirán todas las piezas del retablo «con un pegado de fragmentos para restituir las baldosas mediante adhesivos de nitrato de celulosa. Si se trata de piezas extraídas, la acción se ejecutará en el interior de cajas de arenas, manteniendo la baldosa en posición vertical para que el encaje sea perfecto por presión. Las uniones quedarán selladas mediante mortero de cal y árido fino adquiriendo un acabado y textura conforme a la estética del conjunto». Por último, « los volúmenes perdidos se reintegrarán mediante su restitución nivelada con morteros de reintegración. Las pérdidas de esmaltes se reintegrarán cromáticamente con criterio mimético para recuperar así el valor estético de la obra original. Se usarán esmaltes sintéticos y protectores que garantizarán su mantenimiento a la intemperie». El retablo cerámico de la Soledad de San Buenaventura es de 1951 , ejecutado por el primer siglo de la incorporación de la Soledad a la hermandad de la Santa Cruz, fundada en 1656. Era una iniciativa de Enrique Piñal de Castilla y Márquez, hermano mayor de la época. El 4 de abril de 1952, Viernes de Dolores, era presentada y bendecida la obra meses antes del fallecimiento de Enrique Orce. El retablo se articula en torno a un panel central mixtilíneo conformado por azulejos de 20 x 20 cms planos pintados a manos con la técnica del «aguarrás», donde sobre fondo neutro consistente en un degradado de tonos grises y celestes, a modo de celaje, se recorta la efigie de la Virgen de la Soledad, presentada frontalmente y de medio cuerpo y ataviada al uso de la época , luciendo tocado de mantilla, puñal, manto bordado en oro y diadema dorada. Recorre perimetralmente el panel un marco compuesto por dobles filos de marcada proyección que refuerzan el perfil mixtilíneo del retablo. A su vez, todo queda enmarcado por una exuberante decoración de roleos y hojarascas de gran entidad y relieve de diversos colores , que parten en composición simétrica desde los lados inferiores, donde se sitúan sendas figuras de ángeles que, sentadas sobre nubes a ambos lados, portan una nutrida guirnalda floral y concluyen en el centro de la parte superior, donde se dispone una cartela con los emblemas de la cofradía rematados por una corona real. Completa el conjunto una repi sa , igualmente de relieve vidriado en diversos colores, concebida a modo de cornisa muy volada, que queda sustentada por unas especies de ménsulas compuestas por formas vegetales. En el centro estos motivos terminan enmarcando un tondo, donde se recoge la leyenda sobre su dedicación.