Durov, el 'Zuckerberg ruso' obseso por la privacidad cazado por la Justicia francesa

Abc.es 
La historia de cómo Pavel Durov concibió Telegram ilustra a la perfección la obsesión de su creador por la seguridad y la protección de los datos de los usuarios que ahora le ha llevado a ser detenido en Francia y obligado a responder ante la Justicia. En diciembre de 2011, Rusia vivía las mayores protestas ciudadanas desde el colapso de la URSS y los manifestantes, que habían tomado la calle contra el fraude electoral y el regreso de Putin a la presidencia del país, comenzaron a usar la red social VKontakte para organizar sus convocatorias. Para entonces, el clon en cirílico de Facebook que Durov había fundado en 2006 contaba ya con más de 100 millones de usuarios y había hecho millonario a su creador, al que ya conocía como el 'Zuckerberg ruso'. Desde el Kremlin ordenaron el cierre de los grupos en la red social VKontakte, pero Durov se mofó de las intenciones de los servicios de seguridad rusos publicando en Twitter la orden con una fotografía de un perro que sacaba la lengua en tono burlón. Tres días después, Durov tenía a la OMON (los geos rusos) en la puerta de su casa. No les abrió, pero la situación le hizo entender –según contaban hace unos meses en una entrevista– que tenía que crear un canal seguro para poder hablar con su hermano. Año y medio después, en agosto de 2013, Telegram ya estaba operativa. Desde entonces la aplicación ha ido ganando usuarios con rapidez –hasta los 950 millones en activo que reconocen en su web –, atraídos por la inviolabilidad de los datos compartidos, la facilidad para distribuir archivos y el compromiso de la empresa de que nunca revelará información sobre sus clientes. Unas características en las que también se fijaron quienes están hechos para el mal . Terroristas, estafadores, traficantes, pedófilos, conspiranoicos y distribuidores de contenido pirata han convertido Telegram en su red de comunicación de referencia para planificar, e incluso cometer, sus delitos. De hecho, los expertos afirman que Telegram se ha convertido en una «darknet de bolsillo». De ahí que la Ofmin, la agencia francesa de prevención de la violencia contra los menores, haya emitido una orden de arresto contra Durov como parte de una investigación preliminar sobre varios delitos cometidos a través de Telegram, que incluyen el fraude, el tráfico de drogas, el acoso cibernético, la promoción del terrorismo y el crimen organizado. Durov ha sido detenido como sospechoso de no tomar medidas para impedir que la plataforma pueda utilizarse con fines criminales. En la web de Telegram aseguran que su «misión es entregar un medio de comunicación seguro en todo el planeta» y que eliminan las conversaciones que «violan los derechos de propiedad intelectual o bots de pornografía» cuando son denunciados por los usuarios. Además, también sostienen que bloquean «bots y canales terroristas (por ejemplo, los relacionados a ISIS) , [pero] no bloquearemos a quienes expresan pacíficamente opiniones alternativas», ya que eso va «contra los principios de nuestros fundadores». Y aclaran que la eliminación de contenido inadecuado «no funcionará con restricciones locales de libertad de expresión. Por ejemplo, si criticar al gobierno es ilegal en un país, Telegram no será parte de esa censura con motivaciones políticas». Unos principios que ya llevaron a Durov a tener problemas en su país natal. Poco después de crear Telegram decidió vender VKontakte, la red social que le había hecho rico, y abandonar el país en 2014. Fijó su residencia y la sede de Telegram en Dubái y tejió en torno a ella un entramado de empresas y bases de datos en diferentes paraísos fiscales y legales, como las Islas Vírgenes y Belice, que obliga a que, para forzarles a entregar cualquier dato , sean necesarias «varias órdenes judiciales de diferentes jurisdicciones». «Hasta hoy, hemos entregado 0 bytes de datos de usuarios a terceros, incluyendo gobiernos», explican en su web, una circunstancia a la que la justicia francesa pretende ahora poner fin con la detención de Durov. Ya lo intentó hace unos meses en España el juez Pedraz , en el conato de bloqueo de la 'app' que tuvo que abortar al percatarse de la desproporción –e imposibilidad técnica– de la acción . A pesar de la marcha atrás, en su auto sí señalaba que, amparándose en la promesa de «privacidad», Telegram se usa para «actividades delictivas de todo tipo». Aunque en los primeros años de su salida de Rusia, Durov se paseó por Europa – siempre vestido de negro en referencia al personaje Neo de la película 'Matrix' por el que siente fascinación–, en los últimos años había evitado destinos occidentales ante los diferentes requerimientos legales. Sorprende por ello que aterrizara con su avión privado, proveniente de Azerbaiyán, en el aeropuerto de Le Bourget (Francia) la madrugada del domingo, donde fue detenido nada más tocar tierra. En su primera comparecencia, este domingo, la Justicia francesa ha prorrogado su detención, que puede durar hasta 96 horas. Si se prueban los cargos, podrían enfrentarse a una pena de hasta 20 años de prisión. Una amenaza que no parece amedrentar a Durov , dispuesto a no quebrantar sus «principios». «Sabemos que no es la primera vez que se enfrenta a un gobierno y que no venderá a quienes usamos la aplicación», afirma su canal en español, a la par que recuerdan que, irónicamente, Emmanuel Macron se encuentra entre los usuarios de Telegram.

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