Eviscerar la cartera
Hace unos 25 años zarpamos desde Jávea a bordo de un pequeño velero algo descascarillado que un amigacho había heredado de su familia en dirección a Formentera . Él poseía el título que le concedía el derecho a gobernar el cascarón, el trío de acompañantes no teníamos ni zorra idea de navegar. Ni siquiera podíamos mostrar galones de marineros de agua dulce. De madrugada fondeamos en una cala cercana a Formentera y nos hipnotizaron esas aguas cristalinas azul turquesa que sólo habíamos divisado en anuncios de ron y similares. Bailamos como monos ciegos de vermú ante el espectáculo. Cada jornada fondeábamos en una cala distinta y buscábamos espacios donde no hubiese nadie y donde no nos contaminase, cuando caía la... Ver Más