«La pornografía se usa de antídoto ante la soledad, tristeza y aburrimiento en la adolescencia»

Abc.es 
Según investigadores del Grupo de Investigación en Adicciones Comportamentales (GIAC) de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) , la pornografía no solo se consume por placer o curiosidad sexual. «Para algunas personas, la motivación principal puede ser regular estados emocionales desagradables, como la tristeza o el aburrimiento, o enfrentar eventos vitales estresantes», señala Giulia Testa , investigadora del GIAC. Durante las vacaciones, numerosos niños y jóvenes pasan muchas horas solos pegados a las pantallas. ¿Qué probabilidades tienen de que esta soledad les impulse a curiosear y engancharse a la pornografía? La pornografía online es altamente accesible, gratuita y anónima, lo que facilita que niños y adolescentes puedan encontrar este tipo de contenido si tienen un móvil con acceso a internet. Además, los jóvenes que experimentan altos niveles de soledad son más propensos a usar la pornografía como una estrategia de afrontamiento, lo que aumenta el riesgo de consumo problemático de pornografía. También se ha estudiado la relación inversa: las personas que usan pornografía, especialmente los consumidores problemáticos, tienden a experimentar más soledad. ¿Qué efecto produce en ellos cuando sienten aburrimiento y soledad? Puede ser un alivio temporal para superar el aburrimiento, la soledad y otras emociones negativas. Al consumir este contenido se activa el sistema de recompensa del cerebro regulado por la dopamina, lo que produce placer y puede reforzar su uso continuo. Sin embargo, si la motivación para consumir pornografía es aliviar ciertos estados emocionales desagradables, a largo plazo esto puede perjudicar la capacidad de manejar las emociones de manera saludable y convertirse en un factor de riesgo para un consumo problemático de pornografía. ¿Cómo pueden los padres detectar que están visualizando este tipo de contenidos? En muchos casos, las exposiciones no deseadas a la pornografía tienen lugar dentro del hogar. Por ello, es importante ser conscientes y conocer el uso que hace el adolescente de los canales que representan un potencial peligro para el acceso a la pornografía, como los dispositivos con acceso a internet (teléfonos móviles, tablets, ordenadores), perfiles en redes sociales y videojuegos online. Sin embargo, una forma directa de saber si visualizan pornografía es hablar con ellos del tema. ¿Cuáles son las primeras señales de alarma de que algo les está inquietando? Existen algunas pistas que pueden ser indicadores de un uso problemático de pornografía: • Tendencia a aislarse y a permanecer hasta altas horas de la noche en internet. • Ocultar o intentar mantener en secreto el uso de pornografía. Sobreprotección de su tecnología (teléfono móvil, tablets, ordenador, etc.) • Negación y enfado cuando familiares o adultos les piden que dejen de ver pornografía. Incapacidad para dejar de ver pornografía, a pesar de haberlo intentado. • Cambios de humor, depresión/ansiedad aislamiento y dificultades para identificar y regular las emociones. • Cambios en la actitud, el vocabulario y en el trato con sus iguales (por ejemplo, un trato machista). ¿Qué medidas inmediatas pueden adoptar los padres? - Instalar sistemas de control parental en todos los dispositivos con acceso a internet. No tiene por qué ser un secreto y se puede explicar que es una forma de garantizar una mayor protección para todos en casa. hay que pensar que la transparencia puede favorecer la comunicación con los adolescentes y evitar conflictos. - Ayudar al adolescente a hacer dieta tecnológica: las redes sociales pueden ser uno de los mayores detonantes de los adolescentes, al igual que el uso de móvil o tablet. Establecer normas claras sobre el uso de dispositivos en casa, limitando su uso a ciertas horas y en presencia de un adulto. Pactar dónde, cómo y cuándo se utilizará la tecnología y firmando un 'contrato' para formalizar estas reglas. - Proporcionar una educación afectivo-sexual adecuada a su edad, y llegar a hablar con el sobre el tema de la pornografía. -Ayudar a identificar, expresar y regular sus emociones de forma saludable. Fomentar la capacidad para decir 'no' a situaciones que no sean de su agrado (asertividad) y ayudar a reforzar su autoestima. - Cuando las estrategias más comunes no funcionan y se detecta un posible consumo problemático, será necesario valorar la intervención de un profesional que pueda comprender si existe algún aspecto clínico o psicopatológico. ¿Hay que preguntarles directamente si están consumiendo este tipo de contenidos, o hacerlo puede ser contraproducente? Es un mito común pensar que, si los padres hablan de pornografía abiertamente, los hijos se volverán más curiosos y empezarán a buscarla si no lo han hecho ya. Los datos y la experiencia clínica muestran lo contrario: estar abiertos a hablar del tema y transmitir confianza y transparencia aumenta la probabilidad de que los hijos estén más dispuestos a abrirse y buscar ayuda cuando tengan dudas sobre la sexualidad, en lugar de buscar respuestas en internet. ¿Cómo iniciar la conversación? Para hablar de pornografía con nuestros hijos es crucial estar bien preparados. Sin embargo, antes de abordar directamente el tema de la pornografía, es fundamental hablar de sexualidad y educación sexual en general, y es importante hacerlo lo antes posible. Siempre que sea posible, es mejor iniciar la conversación sobre la pornografía a partir de alguna pregunta o comentario que haya hecho nuestro hijo relacionado con el tema. Tal vez sea él o una situación concreta lo que nos dé pie a empezar a hablar de la pornografía. Hay que tener claro que hablar de pornografía es un proceso continuo. Puede que se necesiten varios encuentros para abordar todos los aspectos del tema. No hay que desanimarse si la conversación no fluye de inmediato, lo importante es mantener la puerta abierta para futuros diálogos. ¿Qué pautas no pueden faltar en esa conversación? 1. Elegir el momento y el espacio adecuado. Un lugar que favorezca la confianza y la privacidad evitando lugares públicos que puedan inhibir la conversación. Hay que asegurarse de que sea un momento tranquilo, sin interrupciones, donde se tenga la seguridad de que se tendrá tiempo suficiente para hablar. 2. Hablar a solas. Es preferible tener esta conversación en privado para mantener la intimidad y evitar bloqueos emocionales. Si se tienen hijos de diferentes edades, se debe considera hablar con cada uno por separado para adaptar el discurso a su nivel de comprensión. 3. Transmitir abertura y disponibilidad. Dejar claro que se está abierto y disponible para hablar del tema en cualquier momento. Evitar el juicio, la ira y el miedo durante la conversación para que el hijo se sienta más cómodo y dispuesto a dialogar abiertamente. 4. Proporcionar herramientas críticas. hay que ayudarle a cuestionar lo que ve o podría ver en la pornografía. Fomentar un sentido crítico y la capacidad de distinguir entre la pornografía y la vida real. Explicarle cuáles pueden ser los efectos de la pornografía y por qué puede volverse adictiva. 5. Modelos de referencia para una sexualidad sana. Es conveniente explicarle la importancia del respeto, el consentimiento y la comunicación en las relaciones íntimas. 6. Escucha activa y empatía. Se deben hacerle preguntas abiertas facilitando la fluidez de la conversación. también hay que prestar atención a las respuestas y mostrar empatía y interés por sus sentimientos y preocupaciones.

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