El Papa: «Repeler sistemáticamente a los inmigrantes es un pecado grave»
El Papa Francisco ha pausado su habitual ciclo de catequesis de los miércoles para hacer, durante la audiencia general, una profunda reflexión sobre el contexto migratorio actual, en la que ha vuelto a recordar que el Mediterráneo «se ha convertido en un cementerio» de personas que, en su mayoría, «podrían haberse salvado». El pontífice ha sido tajante con sus palabras: «Hay que decirlo claramente . Hay quienes trabajan sistemáticamente por todos los medios para repeler a los migrantes y esto, cuando se hace a conciencia y con responsabilidad, es un pecado grave». Dos son las palabras que, ha asegurado el Papa, más aparecen en los testimonios que recibe, « tanto de migrantes como de personas comprometidas con su rescate» : mar y desierto. Francisco ha destacado que, en esta última ruta migratoria —que no se refiere solo a arena y dunas, sino a cualquier territorio inaccesible y peligroso, como bosques o selvas—, no hay «muertes naturales». Al revés, «a veces son llevados al desierto y abandonados allí», ha sentenciado Francisco. Sin embargo, el Pontífice ha aclarado que «no es con leyes más restrictivas, ni con la militarización de las fronteras, ni con el rechazo» como se puede conseguir que no mueran más migrantes intentando llegar a su destino. Para el Papa, la solución está en «ampliar las rutas de entrada seguras y legales, facilitando refugio para quienes huyen de guerras, violencia, persecuciones y calamidades varias». También en que haya una «gobernanza mundial de la migración basada en la justicia, la fraternidad y la solidaridad , uniendo fuerzas para combatir la trata de seres humanos y detener a los criminales que se aprovechan sin piedad de la miseria ajena». En su mensaje a los peregrinos, el Papa les ha recordado la historia de un migrante que siguió de cerca y del que volvió a hablar esta mañana en público en la Plaza de San Pedro : «Todos conocemos la foto de la mujer y la hija de Pato, muertas de sed y hambre». El matrimonio y Marie, de seis años, vivían en Libia. Intentaron escapar varias veces hacia Europa en busca de un futuro mejor, pero no consiguieron estar tan cerca hasta el 13 de julio de 2023. Cuando lograron abandonar el país y llegaron a Túnez, fueron expulsados por la policía y tuvieron que volver al desierto. Pato no se encontraba con fuerzas y le pidió a su mujer que continuase el camino con su hija . Paradójicamente, mientras él consiguió salvarse gracias a la ayuda de tres sudaneses, Fati y Marie fallecieron. El camerunés tuvo que seguir con la ruta y se subió a una embarcación en el Mediterráneo. Llegó a Lampedusa y allí lo socorrió una ONG, Mediterranea Saving Humans . Su capellán, un joven sacerdote, fue el que lo condujo hasta el Papa Francisco, con quien estuvo en Casa Santa Marta el 17 de noviembre de 2023. El Pontífice y Pato rezaron acompañados de un grupo de migrantes y colaboradores de las entidades implicadas en la acogida e integración de las personas que rescatan en el mar. Desde el 10 de julio , Pato es un trabajador más del Estado más pequeño del mundo. El Vaticano lo contrató como vigilante de los Museos Vaticanos.