Virus del Nilo… y de la política española

Abc.es 
Siempre hay que preguntarse «por qué» cuando un gobierno no acude a la cámara a trasladar respuestas. En definitiva siempre, por principio, hay que defender que lo haga. Tanto más en este caso, cuando los medios británicos ya se han apuntado al alarmismo con los turistas que viajan a esta zona, pero también otros medios serios como Euronews sin sensacionalismo. Cuando hay muertes, es lógico que haya preguntas e incógnitas por resolver. Y eso requiere transparencia, nunca opacidad. Claro que la autoridad del PSOE es mínima cuando a la misma vez rechazaba en el Congreso de los Diputados toda comparecencia del Gobierno Sánchez sobre asuntos de grandísima trascendencia como la crisis migratoria, el cupo catalán o el caos ferroviario. Es, y eso lo percibe cualquier, un escapismo escandaloso fruto del maniobrerismo sanchista con su Frankenstein mutilado. Pero precisamente por eso el PP debería ofrecer algo diferente. Sí, claro, va de suyo que la oposición muchas veces no busca respuestas sino debilitar a Gobierno de turno. Y en el caso de Andalucía, es evidente cuando se mezcla el virus con el plan de verano de la sanidad pública para desgastar a una nueva consejera que acaba de aterrizar sin dar tiempo siquiera a que se haga el balance del verano. Pero el Gobierno, a pesar de todo, tiene que afrontar ese oportunismo consustancial y acudir a dar respuestas, por supuesto sobre su plan sobre el virus del Nilo, pero también sobre la colaboración con diputaciones y ayuntamientos, la lealtad institucional, la falta de compromiso del Gobierno central y su incapacidad para crear la Agencia de Salud Pública desde la pandemia, con el autoboicot de Sumar y PSOE… Hay mucho que exponer. Y en todo caso, por principio, nunca resistirse a dar explicaciones… ese mal virus de la política española.

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