Las mujeres afganas protestan cantando por la prohibición del gobierno talibán de usar su voz para hablar
En Afganistán la situación de las mujeres se ha deteriorado drásticamente desde la llegada de los talibanes al poder. Actividades cotidianas como trabajar, practicar deportes, viajar solas, o simplemente, hablar en público se han vuelto prácticamente imposible . Con la reciente implementación de una ley de moralidad que prohíbe que las voces de las mujeres sean escuchadas en espacios públicos, muchas de ellas se han rebelado. En redes sociales , algunas mujeres , muchas con el rostro cubierto, comparten videos en los que expresan su resistencia mediante frases como «Nuestra voz no es aurat (privada) y tentadora, tus ojos fabrican tentaciones». En los videos de protesta, las mujeres, solas o en pequeños grupos, defienden su derecho a expresarse y a mostrar su rostro en público. E ste movimiento ha inspirado un fenómeno musical , con muchas mujeres cantando poemas como el de la difunta Nadia Anjuman, quien protestó contra la primera toma de poder de estos ultras en 1996. L as normas incluyen un conjunto de 35 artículos que restringen aún más sus derechos , como la prohibición de cantar o hablar en público. Además, las mujeres deben cubrirse completamente la cabeza si viajan en taxis y solo pueden recorrer distancias superiores a 72 kilómetros si están acompañadas por un familiar masculino. Los taxistas están obligados a rechazar a pasajeras que no cumplan con estas normas y a abstenerse de poner música mientras conducen, ya que se considera «anti islámica». La situación educativa también es alarmante. Las aulas han cerrado sus puertas a niñas y jóvenes , y la posibilidad de acceder a la educación se ha vuelto un sueño lejano. Las mujeres enfrentan una disminución significativa en su participación en la vida pública, en el ámbito laboral y en cualquier intento de igualdad. Heather Barr, de Human Rights Watch, advierte que estas medidas tendrán un impacto devastador, dificultando el acceso de las mujeres a la educación superior y restringiendo su libertad de movimiento, especialmente para aquellas que intentan escapar de la violencia doméstica. Organizaciones internacionales como Amnistía Internacional, Naciones Unidas y la Unión Europea han condenado estas nuevas leyes, refiriéndose a ellas como «la ley del silencio» . Estas entidades señalan que las restricciones representan un obstáculo grave para cualquier posibilidad de normalización de relaciones entre Afganistán y la comunidad internacional. Amnistía Internacional subraya que, a pesar de estas medidas opresivas, muchas mujeres y activistas continúan resistiendo, organizándose y alzando la voz por sus derechos. Por su parte, Human Rights Watch ha instado al Consejo de Derechos Humanos de la ONU a crear un organismo internacional que documente y preserve pruebas de las violaciones de derechos humanos en Afganistán , especialmente las cometidas contra mujeres y niñas. Frente a estas críticas, el régimen talibán ha desestimado las acusaciones internacionales, calificándolas de «arrogantes» y «desinformadas» sobre los valores islámicos, según declaraciones del portavoz principal, Zabihulá Muyahid . Las leyes de moralidad no solo afectan a las mujeres; también imponen restricciones a los hombres , como la obligación de cubrirse desde el ombligo hasta las rodillas cuando están en público y la prohibición de estilos de peinado considerados contrarios a la sharía. Además, los barberos en varias provincias tienen prohibido afeitar o recortar las barbas y los hombres no pueden usar corbata, medidas que los talibanes justifican como coherentes con la ley islámica. El Ministerio para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio, uno de los organismos más activos del régimen, informó que el año pasado detuvo temporalmente a más de 13,000 personas, sin especificar los delitos ni el género de los detenidos .