Rami Alqhai : «Si se emplea tiempo y energía en potenciar la música antigua en Sevilla puede ser una locura para el turismo»
No comparten apellido, pero se consideran casi como hermanos. Llevan una vida juntos y un mundo recorrido de escenario en escenario. Cientos de viajes, también al pasado. Difundiendo los tesoros de la música antigua. Rami Alqhai y Javier Núñez suman hoy un nuevo recuerdo a su fructífera unión con el estreno de 'Pasticcio: Arias y sonatas célebres del Barroco - Italia, cuna del Barroco', en uno de los conciertos más esperados del ciclo 'Noches en los Jardines del Alcázar' en su vigésimo quinto aniversario. Las dos figuras internacionales, viola de gamba y clave, ofrecerán un programa barroco que incluye una selección de arias y sonatas adaptadas para sus instrumentos que reflejan la evolución del estilo italiano en el siglo XVIII. Dario Castello, Arcangelo Corelli, Nicola Porpora y Antonio Vivaldi, entre otros. «Queríamos ser muy explícitos con el nombre, que fuera particular, llamativo. Aunque dudábamos porque en español la palabra pastiche puede tener un sentido peyorativo, pasticcio es un término barroco, que significa una mezcla de las mejores obras, un collage de buenas piezas a las que se daba una dramaturgia y en algunos se retocaba el texto o el pasaje», explica Alqhai, muy motivado con el repertorio de este espectáculo. Anteriormente, los dos músicos de la Accademia del Piacere han deleitado al público con otros repertorios de música española e italiana y otro de melodías y danzas. Éstos y el que se presenta por primera vez este 5 de septiembre en el Alcázar son programas para madurar: «No tenemos una gira prevista después, me gusta cocinarlo todo poco a poco. Me da vértigo un estreno y una gira después, me gusta reflexionar mucho sobre lo que he hecho», profundiza el músico. Rami Alqhai y Javier Núñez juegan en casa, sobre unas tablas que les han visto tocar en numerosas ocasiones. Un lugar «maravilloso y mágico»: los jardines del Alcázar. «Es idóneo porque es evocador, hace volar la imaginación al público». Es este también un espacio «complicado» en lo acústico, destaca el violagambista, que hace de la contrariedad una experiencia inolvidable. «Recuerdo que una vez diluvió horas antes, se secó todo pero dejó una humedad tropical. Esa humedad entró en la tripa del instrumento y tenía que tensar la cuerda cada vez más hasta que se rompió. Y después el traste. Tres cuartos del concierto lo pasamos de charla amena con el público». Alqhai reflexiona sobre los imprevistos del directo y sobre esa capacidad de hacer de la necesidad virtud. Su bagaje es amplio. La Accademia del Piacere que dirige su hermano Fami Alqhai ha tocado en salas internacionales más prestigiosas, incluyendo la ElbPhilarmonie y Laeiszhalle en Hamburgo, la Konzerthaus de Berlín y Viena, el Muziekgebouw de Ámsterdam, el Auditorio Gulbenkian de Lisboa, los Auditorios Nacionales de Madrid y Barcelona, o Oji Hall de Tokio y el Izumi Hall de Osaka, entre otros. «Pasa en el cien por cien de los conciertos. Uno lo tiene todo medido, pero sale distinto porque todo es diferente. Uno mismo está distinto en cada concierto. Por eso la mejor actitud ante cualquier cosa que pueda pasar propia o exterior es la de aprovecharla para mejorar y redefinir». Entre estos prestigiosos auditorios en los que han actuado la Accademia del Piacere hay uno muy reciente que llena a Alqhai de orgullo: el Utrecht Oude Muziek , el mayor festival de música antigua del mundo, que ha dedicado 42ª edición a Sevilla. «Me hace ilusión que se reconozca a Sevilla, territorio absolutamente clave en la música del Renacimiento y que sirvió de nexo de la música de ida y vuelta no sólo con Hispanoamérica, también con África». La cita de los Países Bajos ha dedicado tres de sus 42 ediciones a España y «una y media de ellas a Sevilla», destaca sobre esta importante puesta en valor que ha contado incluso con la participación de una delegación del Ayuntamiento de Sevilla, una acción «muy grata» según el músico. «Es muy importante para nuestra ciudad estrechar esos lazos. Sevilla es muy potente, tiene una energía intrínseca muy diferenciada de otras », explica. Alqhai considera que el mismo festival que se organiza en Sevilla y que este marzo también cumplirá su 42 edición, tiene una proyección muy potente pero, sobre todo, «a nivel profesional». «Si eso se modula, se emplea tiempo y energía en explotarlo, puede ser una gran apuesta para el turismo. Una locura», subraya sobre un potencial que compara con el flamenco . La música antigua tiene futuro porque aún dispone de muchas vías por las que permear. «Es cierto que la música clásica lleva mucho más tiempo dentro de la sociedad y los conservatorios, pero hay mucho público», insiste. La conversación con Rami Alqhai deriva a sus inicios. De padre sirio y madre palestina, él mismo cataloga su perfil como «un poco extraño». Con cinco años ya recibía clases de órgano y en su casa había una guitarra que compartía con su hermano Fami. «Estuve unos años en el Conservatorio estudianto viola di gamba con Ventura Rico , pero por cierto motivos empecé Medicina y luego lo dejé». Al músico le pesaba «la carga burocrática» de la formación reglada, la «rigidez» de los temarios, así que se marchó al extranjero en busca del «mejor maestro», Vittorio Ghielmi . En Suiza e Italia continuó su formación y retomó después los estudios de Medicina. Además de su destacada carrera como intérprete, es el fundador y CEO de Alqhai&Alqhai, matriz y sello discográfico del grupo Accademia del Piacere que dirige su hermano. «Quizá porque funcionaba muy bien dejamos el sello. Requería de mucha gente, necesitaba inversión y por fortuna vimos hacia dónde se dirigía el mercado, a lo digital», concluye.