«Vivimos en la generación 'des': descontento, desencuentro y desconfianza»
Vivimos en la generación 'des': descontento, desencuentro y desconfianza. Así de tajante se mostró Juan Chávarri, secretario general de CECE-Madrid y miembro de la junta directiva de CECE Nacional (Confederación Española de Centros de Enseñanza) durante el encuentro de Esic University 'Educación Emocional Aplicada: cómo los equipos de Dirección, Orientación y Profesorado deben adaptarse a la nueva realidad de los alumnos'. «Es necesario que tanto docentes como familias unamos fuerzas para paliar esta situación. Hace falta que padres y alumnos tengan una buena comunicación con los profesores en los centros escolares para ganar en confianza y motivación». En la misma línea se manifestó Begoña Ladrón de Guevara, presidenta de COFAPA (Confederación de Asociaciones de Padres de Alumnos) y miembro de la Comisión Permanente del Consejo Escolar del Estado, al apuntar que las familias están preocupadas por «la fragmentación de la educación». Por ello, consideró que «hay que trabajar la unidad de la familia-escuela y formar un equipo. Tenemos la gran responsabilidad de poner a los alumnos (nuestros hijos) en el centro. Una forma de conseguirlo es la implicación de las familias y que creen más asociaciones de padres para que la información entre ambas instituciones sea muy fluida y ganen en confianza». Señaló también que muchos padres cuando buscan un centro para sus hijos «se dejan sorprender cuando ven por los pasillos del centro carteles que dicen que tienen el 10% de aprobados en la EBAU. pero, lo que de verdad debemos esperar los padres de un colegio es que eduque en valores y virtudes a nuestros hijos. Ahí es donde deben sacar pecho los centros escolares». En su turno de palabra, Carlos Granados, director de Stella Maris College, aseguró que «los padres lo que desean en la actualidad es que sus hijos sean felices, lo que es muy lícito, pero lo que más les preocupa son las notas. A mí me preocupa que lo que más les preocupen sean las notas -recalcó-. Deberían aspirar más a la adquisición de valores y de sabiduría. No obstante, hay que elogiar la labor del maestro porque es el gran olvidado en el marco educativo y es el que trabaja por dotar de responsabilidad y conocimiento a los alumnos». Por su experiencia con niños y adolescentes, Marc Massip, psicólogo experto en adicciones a nuevas tecnologías, reconoció que atiende a jóvenes con depresión, que padecen anorexia, con conductas autolíticas... «pero es que los padres, no todos, son infumables. Veo que hay progenitores que no educan en la constancia, en la lógica, en la empatía..., sino que les protegen demasiado y carecen de asertividad, no saben decirles 'no', les dan todo lo que piden de inmediato... Eso tiene consecuencias. Somos el país con mayor índice de adicciones de adolescentes a las redes sociales. Hoy, los chavales se encierran en sus habitaciones en el baño con su móvil. Así es como actúan los drogadicto para consumir: en la intimidad. Es más, a la edad de 8 años, los niños ya tienen sus primeros contactos con la pornografía, sin ni siquiera buscarla, pero a los 10 -11 años, ya hay consumo por el fácil acceso y tiempo de uso que tienen con pantallas. Es una nueva droga». Marc Massip consideró que hay que tomar medidas para proteger a estos menores. «Puede que no esté de moda decirlo, pero hay que prohibir que usen pantallas a ciertas edades. En muchos colegios no se permite fumar en las aulas, ser maleducados o cometer faltas de respeto. Ahora hace falta que no se permita el uso de estas pantallas, al igual que urge una ley estatal que regule el uso de la tecnología. Es más -puntualizó- nosotros prohibimos en 2012 el uso de móviles en varios colegios y ningún niño se nos ha puesto de color verde». Por su parte, Abel Monfort, vicerrector de Investigación e Innovación en ESIC University, reconoció que muchos padres lo que pretenden en el sistema educativo «es que su hijo encuentre un buen trabajo tras realizar una FP o una carrera universitaria. En los centro de formación debemos empatizar con las familias y entender que esos padres han pasado por ciertos momentos como, por ejemplo, la crisis de 2008 y hay que escuchar y atender sus demandas y no estigmatizarlos. Sin duda, hay que mantener siempre una buena comunicación entre padres y docentes».