El show de las Campos y Almoguera: Terelu se va del plató, Carmen Borrego sale de la nada y queda una «conversación pendiente»

Abc.es 
Si hay algo que no se le puede reprochar al clan de las Campos es que son «animales televisivos». Exclusiva tras exclusiva, siempre consiguen ofrecer espectáculo a la audiencia y cosas diferentes para retener al espectador y que las vuelvan a llamar. Y eso es lo que ocurrió en «¡De Viernes!», que ofreció un auténtico show que tuvo de todo : el abandono de plató de Terelu Campos , la llamada sorpresa de Carmen Borrego y la promesa de una «conversación pendiente» con el díscolo hijo, José María Almoguera , para arreglarlo todo. Se supone que con cámaras delante. Con las Campos, el show siempre debe continuar. Almoguera estaba anunciado desde hace días y los cebos fueron cayendo en las horas previas. Estaba la incógnita de qué es lo que haría Terelu ante su sobrino y luego estaba la promesa de Carmen Borrego formulada horas antes: « No voy a ver la entrevista en directo porque es más fácil saltar o tener impulsos. Además, mi hermana ya tiene una situación bastante complicada y no quiero complicársela más». Y añadía: « Le he pedido que me sacrifique a mí , que no hable mal de él ni vaya en su contra, ya me defenderé yo». El resultado fue puro Campos. Para quien se haya perdido cómo comenzó toda esta historia de desavenencias entre madre e hijo con tía al fondo, este es el resumen. Hace un par de años José María Almoguera se preparaba para ser padre y fue Carmen Borrego quien adelantó la noticia a los medios. El hijo asegura que en un primer momento iba a ser una cosa conjunta de madre e hijo, pero no ocurrió. Carmen Borrego, por su cuenta y riesgo, decidió hacerlo hacerlo sola y quedarse con todo el dinero de la exclusiva . Y su hijo se enfadó, de ahí las cuitas actuales. Así que Almoguera acudió solícito a «¡De Viernes!» para ofrecer en detalle cómo estaban las cosas y hubo show desde el principio. Porque lo primero que dejó boquiabierta a la audiencia fue la decisión de Terelu Campos de abandonar el plató antes de comenzar la entrevista . Con teatralización incluida. El muchacho aparecía en el exterior del estudio, entraba firme en el interior del plató, se dirigía al centro del mismo y pasaba por la única silla que estaba ocupada con un colaborador. ¿Cuál? Efectivamente, Terelu Campos. Ambos se miraban, ninguno se movía. Entonces, las luces se encienden y aquello marca el momento en el que Terelu Campos se levanta para abrazar a su sobrino con toda la fuerza que puede. Ha triunfado el amor. La hija de María Teresa Campos tomaba la palabra mientras agarraba del brazo a su sobrino. « No es una noche fácil. Para ti y tampoco lo es para mí », anunciaba. «Pero yo si tengo clara una cosa, que quiero que cuentes tu verdad, que hables de tus sentimientos, que quiero que lo hagas con absoluta libertad y que yo lo que voy a hacer es marcharme un ratito de este plató para que puedas empezar a contar lo que quieras y como quieras», añadía. Y se iba. Tal cual. Pero la noche iba de sorpresas y transcurrida buena parte de la entrevista ocurría lo que pocos esperaban, sobre todo por el anuncio previo. Carmen Borrego se desmentía a sí misma y su voz aparecía por sorpresa después de ver la entrevista a su hijo. «Mi hijo y yo tenemos muchas conversaciones pendientes, tenemos muchas cosas de las que hablar. Le agradezco enormemente el ofrecimiento que me ha hecho, por eso entro. Los adultos tenemos que solucionar las cosas, los niños no son culpables de nada. Para mí es todo muy duro. No he visto toda la entrevista, he visto parte. Él sabe que yo le he escrito hoy porque para mí era importante hacerlo. Y o no he dejado de quererle y estoy absolutamente segura de que él no ha dejado de quererme», decía Carmen Borrego. Y proseguía, esta vez metiendo a un pequeño en el asunto: «Hablo con dolor, vuelvo a tender la mano... a mi nieto, por supuesto, que es inocente de todo . A él también, creo que tenemos muchas cosas que hablar. No sé si habrá solución o no, pero sin lugar a dudas mi lugar de madre siempre estará aunque me hayan hecho mucho daño. Esto no es de ahora, nunca he hablado del daño que se me ha hecho. No es el momento para hablarlo. Le agradezco enormemente que me tienda la mano como abuela». Total, que queda una « conversación pendiente » de la que seguramente sea testigo la audiencia.

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