La capilla de los Luises de Sevilla, el otro templo de los jesuitas al que volvería Los Javieres

Abc.es 
Los Javieres iniciará los trámites para volver a su sede fundacional, la iglesia del Sagrado Corazón de los jesuitas de la calle Jesús del Gran Poder. Dentro de los espacios de los que se tratará para una posible cesión, también estará presente la capilla de los Luises, un espacio excepcional del siglo XX conectado con el templo del siglo XVII . Su entrada principal es por la calle Trajano aunque hay una conexión con la iglesia donde se fundó entre los años 40 y 50 la cofradía del Martes Santo. Su nombre proviene de la Congregación Mariana de San Luis Gonzaga , para la que fue construida a comienzos en la centuria pasada. El jesuita Carlos Gálvez encargó las obras al arquitecto sevillano Aníbal González . Está hecho de ladrillos vistos, labrados en su fachada y en partes de su interior. En la portada, de estilo neogótico, hay una imagen de San Ignacio de Loyola , realizada por el escultor José Lafita Díaz . La fachada es de ladrillos rojos, con un friso que están labrados y tienen unas figuras simbólicas entre hojarasca de vegetales. En la parte alta, termina en unos pináculos neogóticos y un torreón que forma parte del paisaje de la calle Trajano. Hay rejas de hierro forjado diseñadas por Aníbal González. La fecha de la realización de este edificio fue la primera década del siglo XX, y se terminó en 1917. En el interior, sigue el estilo neogótico de influencia italiana y llama la atención las nervaduras de la nave, que arrancan de un friso también hecho de ladrillo labrado, con motivos diferentes en todos los lienzos de las paredes. Asimismo, hay tres vidrieras con motivos ignacianos que dan luz a un conjunto que sorprende a todo aquel que entra en el recinto a pesar de que el altar sea de caoba. El zócalo de la capilla está hecho de azulejos que fueron hechos en la fábrica de Julio Laffitte del barrio de Los Remedios, sobre cartones pintados por Gustavo Bacarisas , siendo uno de los mejores ejemplos de toda la pintura modernista de la capital hispalense. A los lados del altar, están las escenas de la Anunciación y la Natividad del Señor, y en el resto de las paredes, las catorce escenas del vía crucis. A un lado del presbiterio, se puede ver el púlpito de hierro forjado y dorado, también diseñado por Aníbal González. El retablo es de caoba tallada en su color y tiene escenas de las vidas de los santos de la Compañía de Jesús. Fue realizado por Adolfo López y la imagen de la Inmaculada del retablo es copia de la Cieguecita, de Martínez Montañés.

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