Una Navidad imperfecta y feliz: estrategias para disfrutar sin sentir presión

Abc.es 
La Navidad es, año tras año, sinónimo de ilusión y reencuentros pero también de altas expectativas. La publicidad, las redes sociales y el cine muestran una imagen de celebración perfecta: una casa de revista , familias sonrientes y mesas dignas de chefs de alta cocina. Sin embargo, detrás de esa aparente perfección se puede encontrar una realidad diferente: algunas personas pasan las fiestas lidiando con problemas familiares y dinámicas complejas, detalles que no salen como esperaban y una mezcla de emociones no siempre agradable . La falta de un ser querido, la enfermedad que sufra alguno de ellos y otros factores de importancia pueden alterar nuestras emociones en esta época, por lo que si la Navidad suele ser recordada como unos días alegres, se convierten en todo lo contrario. Según un informe de la NAMI(*), National Alliance on Mental Illness, el 64% de las personas con problemas de salud mental sienten que los síntomas empeoran durante las fiestas, en parte debido a las expectativas de perfección y la comparación social, que generan una percepción de que todos deberían sentirse «felices» y tener celebraciones ideales, exacerbando así la soledad o la tristeza en quienes viven experiencias diferentes. Desde un punto de vista psicológico, esta presión por alcanzar la perfección durante la Navidad puede desencadenar emociones complejas como ansiedad , tristeza y frustración . Estas emociones emergen de la discrepancia entre las expectativas irreales y la realidad, una comparación que muchas veces se traduce en baja autoestima, inseguridad y una autoexigencia dañina. Intentar vivir la Navidad «perfecta» puede llevar a las personas a centrarse en los aspectos externos de la celebración, dejando de lado sus verdaderas necesidades emocionales y aumentando la tensión, el estrés e incluso la sensación de soledad. La comparación social y el sentimiento de fracaso pueden intensificarse durante esta época del año, impactando también en mayor modo en quienes ya experimentan algún tipo de malestar emocional, como ansiedad social o duelo. Estas personas pueden sentirse aún más vulnerables, ya que perciben que los demás están disfrutando mientras ellos lidian con sus propias dificultades internas. Para reducir la presión navideña y promover una celebración más auténtica, desde Unobravo recomendamos las siguientes estrategias: 1. Practicar la aceptación : aceptar que las imperfecciones forman parte de la vida ayuda a rebajar la presión. Entender que no todo tiene que salir perfecto y que es normal que haya imprevistos o conflictos permite vivir la Navidad de forma más relajada. 2. Centrarse en lo emocional, no en lo material : recordar que el objetivo de la Navidad es vivirla y disfrutar, no necesariamente tener que sea perfecta o con decoraciones impecables. La gratitud por lo que sí está bien puede mejorar significativamente el bienestar emocional. 3. Tomarse un respiro de las redes sociales : las redes muestran una versión idealizada de la vida. Limitar el tiempo en estas plataformas o recordar que solo muestran lo bueno puede reducir la comparación y, con ello, la autoexigencia. 4. Fijar límites y prioridades : es importante recordar que no todas las tradiciones tienen que cumplirse al pie de la letra. Seleccionar aquellas actividades y personas que realmente aportan alegría y descanso ayuda a disfrutar las fiestas. Cuando la presión o las emociones navideñas afectan significativamente el bienestar, buscar apoyo en terapia puede ser muy beneficioso. Entre las estrategias que sugerimos en Unobravo se encuentran: • Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) : ayuda a identificar y modificar los pensamientos y creencias irracionales en torno a la perfección y la comparación, permitiendo a la persona desarrollar una visión más realista y compasiva hacia sí misma. • Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) : fomenta la aceptación de las experiencias y emociones sin juicios, permitiendo a la persona enfocarse en lo que realmente le importa, más allá de las expectativas sociales. Además, el mindfulness, que promueve una perspectiva de aceptación y gratitud, puede ayudarnos a vivir el presente y disfrutar de las experiencias sin ansiedad por lo que 'debería' ser. Por último, enfocarnos en nuestro crecimiento personal y nuestra autenticidad, nos puede ayudar a conectar con nuestras necesidades emocionales y a definir expectativas y deseos para esta celebración. La clave para unas fiestas tranquilas y significativas radica en la aceptación y en el reconocimiento de que la Navidad no tiene que ser perfecta para ser feliz. A través de una celebración imperfecta, nos abrimos a disfrutar de los momentos auténticos, de nuestras propias emociones y, sobre todo, de la compañía de quienes nos rodean sin presiones añadidas.

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