Comer cinco veces al día: el hábito popular que puede ser pésimo para tu salud

Abc.es 
Desayunamos dulce y cenamos tarde sin pensar si es o no bueno para la salud y a menudo damos por buenos ese hábito de tomar carbohidratos a todas horas y ese manido consejo de comer cinco veces al día. Sin embargo, como asegura el dietista y experto en nutrición, José María Catalina de la Peña ( @josemacatalina ), este tipo de prácticas nutricionales automáticas aumentan el riesgo de sufrir obesidad y otras enfermedades metabólicas. Tras varios años de investigación y de estudio de las reacciones tanto de su cuerpo (es ciclista federado y compite en la categoría 'master') como el de otros deportistas, Catalina decidió cuestionar en su libro 'El diseño humano' muchas de las recomendaciones oficiales en torno a la nutrición que siempre se dieron por buenas. Precisamente ese hábito de comer cinco veces el día es uno de los que cuestiona especialmente en esta obra pues, según asegura en realidad el ser humano no está diseñado para comer tantas veces al día. La explicación está, según asegura en que el almacén energético del ser humano está formado principalmente por grasa que, según plantea el experto, en realidad podría mantener con vida a una persona delgada durante varios meses si solo consumiera agua y minerales. En cambio, el dietista aclara que la reserva de glucógeno , que podría calificarse como el «almacén de glucosa», tiene de una capacidad máxima para albergar unas 2300 kcal en un atleta entrenado. «Esto quiere decir que el almacén de glucógeno no nos serviría para pasar un día completo», explica. Ambos datos, según argumenta José María Catalina, son los que nos dan pistas sobre cuál debería ser el macronutriente primordial de la dieta y al mismo tiempo nos aporta información sobre cuál debe ser el sustrato energético que soporte el 99% del consumo energético diario. «Lo primero que rellenamos cuando comemos son los depósitos de glucógeno (o almacenes de glucosa) que se encuentran en el hígado y en el músculo. Una vez que están llenos (recordemos que el glucógeno muscular solo se gasta al hacer ejercicio) el resto de la comida se va almacenando en forma de grasa en el cuerpo», aclara el experto. Por tanto a la hora de gastar energía, el glucógeno hepático sería lo primero que se quemase y, si se hiciera ejercicio, también se gastaría el glucógeno muscular. A partir de ahí ya comenzaría a oxidarse grasa. «Pero si no dejamos espacio entre comidas y además no hacemos ejercicio vigoroso, nunca vamos a conseguir vaciar las reservas de glucógeno de aproximadamente unas 2000 kcal y por tanto nunca necesitaremos usar el depósito grande, el de la grasa , lo que hará que estamos siempre en modo almacenaje», explica. Para aclarar bien conceptos el autor de 'El factor humano' plantea el siguiente ejemplo. Un día cualquiera en la vida de una persona cualquiera. Pongamos en este caso que hablamos de Pepito. Una vez que Pepito ha cenado y digerido la cena tiene los depósitos al 100%. Se dispone a dormir y sin moverse, apenas habrá gastado el glucógeno hepático (90 gramos). Cuando llega la hora de despertarse se dispone a ingerir un desayuno azucarado estándar en la población con el que no solo habrá rellenado esos 90 gramos sino que el resto de su desayuno (seguramente con más del triple de esa cantidad) irá directamente a aumentar sus reservas de grasa corporal . Su trabajo en la oficina apenas le sirve para gastar glucógeno y mucho menos grasa almacenada, pero como ha dado por válido ese consejo de comer cinco veces diarias, se dispone a realizar un almuerzo. Después llegará la comida, con mucha más cantidad de energía, la merienda o la cena... que una vez más sumarán y sumarán a sus depósitos de lípidos que nunca ven el momento de vaciarse, aunque sea un poco. El caso de Pepito no es aislado. Tanto es así que el experto plantea: «¿Te extraña salir a la calle y ver que cada día la gente de tu alrededor está con más sobrepeso?». Para el dietista la costumbre de realizar cinco o más comidas diarias altas en carbohidratos y otros hábitos nutricionales nefastos es lo que hace que la población siga engordando y enfermando cada día. «Digo enfermando, porque cuando realizas muchas comidas en un día, no solo no lograrás acceder al depósito de grasa, sino que además estarás estropeando el metabolismo al realizar un uso excesivo de la hormona insulina (que desemboca en la diabetes ) y a ser incapaz de mantenerte en pie cuando pasan unas pocas horas sin ingerir azúcar. Pues tu organismo solo sabe oxidar glucosa debido a que no necesita descomponer nunca la grasa almacenada, porque tú se la estás aportando de forma frecuente», analiza. Esto explica, según asegura, por qué muchas personas aseguran que se marean si no toman algo de dulce o si no comen cada pocas horas. «Están literalmente enfermas y, probablemente, algunas de ellas también están obesas», concluye.

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