El Caníbal de Ventas, que mató y se comió a su madre, pide salir de prisión y cumplir condena en un psiquiátrico
Alberto Sánchez, español de 32 años y conocido como el Caníbal de Ventas por matar y comerse a su madre , solicita a las autoridades que debe pasar el resto de su condena en un centro psiquiátrico, y no en una cárcel, como viene haciendo desde su detención, en febrero de 2019. Fue condenado en 2021 a 15 años y 5 meses de prisión por la muerte y la profanación del cadáver. Lo que sostiene ahora, en una carta manuscrita a la que ha tenido acceso ABC, es que se le catalogue como un enfermo mental, algo que fue rechazado por los peritos en la vista oral. Su actual letrado, Julen Martínez, de Valmaseda Abogados, explica a este periódicola gravedad que supondría que cuando Alberto comience a tener permisos (algo que no tardaría mucho en ocurrir, puesto que lleva cumplida más de un tercio de su condena) vuelva a cometer otra atrocidad. «Esta persona no tendría que estar en prisión, sino en un centro de salud mental. Hay peligro de que cuando salga a la calle cometa otro delito», manifiesta Martínez. «No se ha llevado este caso como deben ser. Es una persona con una enfermedad mental importante», insiste el penalista, que pretende probar que el reo puede sufrir una enfermedad como la esquizofrenia que le llevara a cometer los actos de 2019 y por la que debería estar sometido a un seguimiento continuo en un lugar especializado, como ocurrió, por ejemplo, con la doctora Noelia de Mingo. El propio Alberto Sánchez, en la carta manuscrita, define así su situación: «Sufrí una enajenación mental transitoria motivada por el consumo de cannabis y no vivía la realidad tal y como es, sino que deliraba y tenía psicosis y paranoia. Además, acabé haciéndole a mi madre lo que me decían las voces y lo que veía en mis alucinaciones visuales». Podría haber seguido consumiendo drogas los seis años que lleva en el penal. Los hechos se descubrieron en febrero de 2019, cuando la Policía llamó a la vivienda familiar, en La Guindalera siguienedo el rastro de María Soledad Gómez, de 66 años. El joven les abrió la puerta y dijo: «Mi madre ha muerto. Está ahí dentro». Pero lo que encontraron los agentes fue un escenario mucho más atroz del que esperaban. El joven mató a su madre entre el 27 de enero y el 21 de febrero de 2019, la descuartizó y, durante al menos quince días, se alimentó con los restos cadavéricos. También le dio una parte a su perro. Tenía multitud de 'tuppers' en la casa con partes del cuerpo de la madre. La Sección Quinta de la Audiencia Nacional no apreció eximente incompleta ni atenuante cualificada de alteración psíquica , que alegaba la defensa, cuando tuvieron lugar los hechos objeto de enjuiciamiento. «Ni por las pruebas documentales obrantes en autos ni por las declaraciones de los testigos que han depuesto en el acto del juicio oral, ha resultado probado que el acusado sufriera una alteración psíquica que le dificultara el procesamiento correcto de la información general que determinara una alteración grave de la conciencia de la realidad de forma que anulara sus facultades volitivas y cognoscitivas», recoge la sentencia. En definitiva, no consideró probado que sufriese ningún brote psicótico en el momento del crimen. La decisión se tomó por unanimidad también por el jurado popular a principios del mes de mayo de 2019. Además de la pena de prisión, el condenado debía indemnizar en 60.000 euros a su hermano , por el asesinato de la progenitora, María Soledad.