Cómo ponerse a dieta con objetivos realistas tras engordar en Navidad
«¡Comienzan los Juegos del Hambre!»... Desde hace más de una década (en 2012 se estrenó en el cine la primera entrega de esta taquillera saga) éste tipo de mensajes es recurrente cada 7 de enero, fecha en la que, tras dar buena cuenta del Roscón de Reyes muchos toman conciencia de los excesos navideños . Se dejan atrás las cenas copiosas, los dulces irresistibles, el picoteo constante y los brindis y comienzan las prisas por recuperar la figura y resolver de un plumazo las consecuencias de ese descontrol: entre tres y cinco kilos de más. Sin embargo, tal como alerta la Dra. María Amaro , experta en nutrición y creadora del Método Amaro de pérdida de peso; esa presión y esa premura puede llevarnos a tomar decisiones poco saludables, ya sea mediante dietas extremadamente restrictivas o haciendo ejercicio de forma excesiva. «La verdadera clave para perder peso de manera efectiva y sostenible está en establecer objetivos realistas, cuidar de la salud integral y no caer en la obsesión », aclara. Por eso para que seguir un proceso saludable, equilibrado y enfocado en el bienestar la Dra. Amaro propone seguir estos ocho pasos: Si uno se ha dado cuenta de que ha ganado peso durante las fiestas, lo primero que se debe hacer, según planta la experta, es aceptarlo sin culpa ni autocrítica . «El aumento de peso después de la Navidad es completamente natural y está relacionado con una combinación de mayor ingesta calórica, retención de líquidos debido al consumo de sal y alcohol y cambios en las rutinas de ejercicio», aclara. Así, la Dra. Amaro recuerda que esa ganancia de kilos no es un fracaso, sino una fase temporal y que puede suponer una oportunidad perfecta para reconectar con hábitos saludables sin dejarse desmotivar por la frustración o la culpa. Lo cierto es que, tal como plantea la experta, es fácil caer en la tentación de fijarse metas demasiado ambiciosas como perder una gran cantidad de peso en poco tiempo. Pero esto puede ser contraproducente, ya que la pérdida de peso saludable es un proceso gradual que requiere paciencia y constancia . Una de las claves para seguir ese proceso es establecer objetivos realista s y metas alcanzables que ayuden a mantener la motivación y reduzcan el riesgo de frustración. El objetivo de una dieta no debería ser únicamente perder peso , sino mejorar la salud. El hecho de centrarse solo en el número de la báscula, puede llevar a perder de vista otros aspectos esenciales del bienestar como la energía, el estado de ánimo o la calidad de vida. «Cada pequeña mejora cuenta. Escucha a tu cuerpo, y no te frustres si no ves cambios inmediatos en la báscula. La salud no se mide solo por el peso», recuerda. El éxito en la pérdida de peso no radica en cambios drásticos, sino en ajustes pequeños y sostenibles que se puedan incorporar al día a día. «Opta por mejorar tus hábitos de forma gradual en lugar de buscar soluciones rápidas o restrictivas que podrían afectarte negativamente a largo plazo», aconseja Amaro. Este enfoque gradual permite que resulten posibles los cambios a largo plazo, sin sentir que se está haciendo un sacrificio. El ejercicio es una parte esencial del proceso de pérdida de peso, pero lo más importante es encontrar una actividad que se disfrute. No es aconsejable exigirse practicar ejercicios extremos ni rutinas que no agranden, ya que esto solo aumentará la probabilidad de abandonarlas. «No hay que obsesionarse con la intensidad ; lo importante es ser constante. A medida que uno se sienta cómodo, se puede incrementar la intensidad o duración de los entrenamientos», sugiere. Uno de los mayores errores que cometen muchas personas al intentar perder peso después de un periodo de excesos es optar por dietas extremas, ya sea con el objetivo de ver resultados rápidos o como una forma de compensar el superávit de comida. «Este tipo de enfoques pueden incluir dietas muy restrictivas, el ayuno extremo o incluso la práctica de dejar de comer completamente, lo cual no solo es insostenible, sino que también pone en riesgo la salud física y mental», avisa Amaro, quien aclara añade que las dietas extremas son peligrosas. Además de ser difíciles de mantener a largo plazo, pueden generar un ciclo de frustración , ansiedad y desordenes alimentarios . La alimentación se vincula a menudo a nuestras emociones, ya sea por estrés, aburrimiento o por ansiedad. Escuchar al cuerpo es esencial para aprender a diferenciar entre hambre física y antojos emocionales. La pérdida de peso saludable y sostenible lleva tiempo. Por eso no conviene obsesionarse con los resultados rápidos. La verdadera transformación ocurre cuando se adoptan hábitos que se puedan mantener a lo largo del tiempo. «La clave está en ser constante, celebrar cada logro pequeño y seguir adelante, incluso cuando no se vean cambios inmediatos», propone. Cabe recordar que el proceso de perder peso y mejorar la salud es un viaje, no una carrera. Es importante ser amable contigo mismo, reconocer tus avances y disfrutar del proceso. Por último, cabe recordar que ponerse a dieta después de las fiestas no tiene que ser sinónimo de sacrificios extremos ni de obsesiones con el peso. Se trata de adoptar hábitos saludables, sostenibles y orientados a mejorar el bienestar general con una mentalidad enfocada en la salud y con objetivos realistas. Las dietas extremas y las estrategias de privación, como «dejar de comer» o evitar completamente el agua no son sostenibles ni saludables. Aunque pueden ofrecer resultados rápidos a corto plazo, sus efectos a largo plazo son devastadores para tu salud física, emocional y mental. En lugar de seguir estos enfoques dañinos que solo empeoran las cosas, la Dra. Amaro recuerda que la pérdida de peso sostenible es un proceso gradual y que la mejor estrategia es hacer pequeños ajustes para adoptar un estilo de vida saludable y equilibrado que incluya una alimentación variada, ejercicio regular, hidratación adecuada y un enfoque mental positivo hacia la comida.