Abrazando la aceptación: así son los beneficios emocionales que aporta

Abc.es 
Cuando empecé a estudiar la carrera, pensé que lo que más disfrutaría aprendiendo sería sobre la complejidad de los trastornos mentales y cómo realizar intervenciones para trabajar esos problemas. Sin embargo, pronto comprendí la complejidad de la mente y la relevancia de otros factores para la salud mental de todos, no solo de aquellos con diagnósticos. Uno de esos factores cruciales es el concepto de la aceptación , una cualidad tan esencial en la vida humana, que ha sido objeto de estudio y aplicación en diversas áreas, desde la psicología hasta la filosofía. Uno de los primeros estudios notables que exploró esta temática fue realizado por el psicólogo Carl Rogers en la década de 1950, quien introdujo el concepto de aceptación incondicional como parte fundamental de su enfoque terapéutico centrado en el cliente. Quizás te hayas hecho la misma pregunta que me hice yo, ¿Qué significa aceptación?, ¿Qué diferencia hay exactamente entre aceptar y resignarnos ? Las metáforas son muy buenas aliadas para ayudarnos a comprender mejor la diferencia. Una de ellas es la metáfora del mazo de cartas: «Imagina que estás jugando a las cartas y que te reparten una mano determinada. La mano que te ha tocado no es la mejor y sabes que es muy difícil ganar la partida con ella. Deseas tener otras cartas para jugar, pero no puedes. Ahora tienes dos opciones, o bien no hacer nada y esperar a ver qué pasa, aun cuando eso te perjudica, o jugar la mano que tienes, aunque no sea la que te gustaría. ¿Qué crees que te dará mayores probabilidades de éxito?». La vida muchas veces es así, las circunstancias o nuestras decisiones nos ponen en situaciones que no deseamos. Anhelamos otras condiciones para vivir, pero solo tenemos aquello que no queremos. La metáfora del mazo de cartas nos invita a aceptar lo que no podemos cambiar y a sacarle el mejor partido a lo que ya tenemos. Aceptar no significa renunciar a que las cosas cambien en el futuro, sólo constatamos la evidencia de lo que ocurre en el presente y reducimos las resistencias hacia aquello que está ocurriendo. Esta es una fortaleza que se puede fomentar en todos nosotros, consiste en adoptar una actitud de receptividad y flexibilidad ante las circunstancias de la vida. Implica reconocer tanto las experiencias placenteras como las dolorosas y aceptarlas, sin aferrarse a las primeras ni resistirse a las segundas. En lugar de luchar contra lo inevitable o tratar de evitar el malestar, se trata de aprender a convivir con él de manera serena y consciente. Esto podemos ponerlo en práctica con nuestros pensamientos, emociones y experiencias, cultivando una actitud de apertura y compasión hacia uno mismo, y con los demás, fomenta la tolerancia y el respeto hacia la diversidad de opiniones, creencias y comportamientos, lo que promueve un ambiente de confianza y colaboración. Uno de los estudios que ha puesto a prueba la efectividad del fomento de aceptación es el realizado por Hayes, Strosahl y Wilson en el contexto de la terapia de aceptación y compromiso (ACT). En este estudio, se encontró que las intervenciones basadas en la aceptación ayudaban a reducir los síntomas de ansiedad y depresión en comparación con los enfoques tradicionales de tratamiento. Los participantes que aprendieron a aceptar sus pensamientos y emociones, en lugar de tratar de controlarlos, experimentaron una mejora significativa en su bienestar psicológico a largo plazo. En resumen, la aceptación emerge como una poderosa herramienta para promover la salud mental y el bienestar emocional en todos los aspectos de la vida.

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