Un barco minero para navegar hasta el pueblo inundado de Fayón

Un barco minero para navegar hasta el pueblo inundado de Fayón

El municipio de Fayón se encuentra en la comarca del Bajo Aragón-Caspe (Zaragoza) y cuenta con 455 habitantes, pero hace medio siglo su población llegó a superar los 1.700 vecinos. En 1967 la construcción del embalse de Ribarroja supuso un cambio radical en la vida de este pueblo. Al igual que lo hizo la batalla del Ebro, librada durante la Guerra Civil española en el cauce bajo del valle del Ebro, entre la zona occidental de la provincia de Tarragona y en la zona oriental de la provincia de Zaragoza, afectando especialmente a Mequinenza y Fayón durante los meses de julio a noviembre de 1938.

La construcción de la presa de Ribarroja que dio lugar al embalse que hoy se conoce se tragó, literalmente, dos pueblos, huertas, caminos y la vía del tren. La mitad del pueblo de Mequinenza quedó bajo las aguas, la otra mitad se derribó. En Fayón, solo la torre de la iglesia de San Juan emerge del embalse con su reloj intacto; casi como si se tratara de un homenaje involuntario a Gerardo Diego y su Ciprés de Silos: “Enhiesto surtidor de sombra y sueño, que acongojas el cielo con tu lanza (…). Mástil de soledad, prodigio isleño; flecha de fe, saeta de esperanza”.

La desaparición física de los pueblos no significó la desaparición emocional de los mismos. Muchas familias tuvieron que trasladarse a otros lugares, pero otras tantas decidieron continuar con su vida en el nuevo pueblo de Fayón. Un lugar que no solo se enfrentaba ahora a un cambio social, sino también laboral. La inundación se había llevado consigo a la antigua estación de ferrocarril, una infraestructura vital para el transporte del carbón de las minas de Fayón y Mequinenza. Tras la anegación del pueblo y de las vías del tren, la estación fue trasladada al otro lado del límite provincial, a la localidad tarraconense de Puebla de Masaluca. A partir de aquel momento, el lignito pasó a transportarse en camiones hacia las centrales térmicas, y Fayón tuvo que reinventarse a sí mismo, y con él sus gentes.

El nuevo pueblo diseñado por el arquitecto zaragozano José Borobio, que también ideó los pueblos de colonización en Aragón, se construyó en la zona alta del embalse y las familias que decidieron quedarse tuvieron que empezar desde cero. Muchos cuentan cómo los servicios fueron llegando poco a poco: las escuelas, un bar, una tienda. Pasaron de tenerlo todo, a un paisaje desértico en el tuvieron, con esfuerzo y mucho trabajo, que volver a imprimir su identidad.

El patrimonio como vía para la supervivencia

La pesca y la práctica de deportes náuticos, junto con el resto de actividad que mueven a su alrededor, se han convertido en uno de los principales atractivos de Fayón para los visitantes y turistas. Una fuente de ingresos muy distinta a la de la explotación de las minas de carbón y su transporte al que hasta el momento de la construcción del embalse se habían dedicado.

La puesta en valor del patrimonio ha sido una apuesta fuerte en Fayón. La puesta en marcha del Museo de la Batalla del Ebro fue un revulsivo para la zona ya que se trata de uno de los más grandes y con más material bélico de la zona. Una experiencia que se completa con un recorrido guiado por las trincheras de la posición 36 de Fayón, que permite al visitante comprender sobre el terreno lo que sintieron y vivieron los soldados que estuvieron en el frente y que participaron en la batalla más larga y una de las más sangrientas de la Guerra Civil española.

Además, en lo alto de uno de los cerros se pueden ver los restos del castillo del viejo Fayón y también cuentan con una red de senderos para los amantes de la naturaleza. El municipio activó el año pasado el proyecto ‘Caminos de historia viva’, diez rutas para recorrer andando o en bicicleta sus espacios naturales, históricos y fluviales que transcurren a lo largo de 190 kilómetros.

Ahora, el pueblo ofrece una nueva visita, un paseo con el que se accede a los vestigios del antiguo Fayón que quedaron por encima de la línea de inundación. Tal y como explican los agentes turísticos de la zona, esta nueva visita permite profundizar aun más en la historia del pueblo antiguo, la construcción del embalse y lo que supuso para sus gentes, en el pasado industrial de la zona y en su papel durante la Guerra Civil en España.

Un paseo por el pasado, muy presente en Fayón

“Creemos que es una propuesta muy singular y distinta que combina el paseo náutico con la historia reciente y con el disfrute del patrimonio natural”, explica el alcalde de Fayón, Roberto Cabistany. Este paseo fluvial, presentado por el alcalde del municipio y representantes de la Red de Cruceros Costeros y Fluviales de los Destinos Náuticos Sostenibles de España (Red CCF), que impulsa este destino sostenible, ya está disponible para todos los visitantes.

El paseo guiado parte del embarcadero de La Reixaga los domingos por la mañana tiene una hora de duración aproximadamente y están planificados para que se pueda completar a continuación con la visita guiada al Museo de la Batalla del Ebro. Todas las actividades que se pueden realizar en la zona de Fayón están pensadas, sobre todo en horarios, para que el visitante pueda disfrutar de todas ellas sin tener que elegir. “Así es muy fácil de complementar con el resto de los atractivos de ocio y turismo que ofrece el municipio para pasar uno o varios días en Fayón”, señala el alcalde.

Una de las particularidades de esta visita es que solo se puede hacer en embarcación, por eso los visitantes harán el recorrido en llaüt, embarcación tradicional del transporte fluvial de lignito que se extraía de las minas de Mequinenza, Ebro abajo hacia Tortosa. La eslora de estas embarcaciones de madera podía alcanzar los 20 metros y su capacidad de carga un máximo de 30 toneladas.

A través de las aguas del embalse, la visita pasa por la boca del túnel del antiguo ferrocarril, punto estratégico de la batalla del Ebro y donde todavía se pueden ver impactos de balas, pasa por la antigua desembocadura del río Matarraña al Ebro y llega hasta el campanario de la iglesia de San Juan Evangelista del antiguo pueblo, una de las imágenes más simbólicas de la zona. También se llega hasta el embarcadero que da acceso a los restos del pueblo viejo que quedaron sobre el nivel de inundación. Un punto que ahora se pueden visitar gracias a la habilitación de un sistema de nuevas pasarelas hasta ascender al punto más alto, el Castillo de Fayón, lo que permite disfrutar de espectaculares vistas del embalse. La visita finaliza con el mismo recorrido hasta volver al punto de partida.

Una visita de selección nacional

Los paseos fluviales por el embalse de Fayón es una de las dos iniciativas que han sido seleccionadas por la Red de Cruceros Costeros y Fluviales de los Destinos Náuticos Sostenibles de España (Red CCF) en Aragón como ejemplos de productos de turismo náutico sostenible combinados con elementos patrimoniales y naturales que impulsen el desarrollo del territorio.

Esta red nacional, recientemente presentada en Zaragoza, fue seleccionada en la línea de ayudas ‘Experiencias Turismo España’ del Ministerio de Industria y Turismo con el apoyo económico de los fondos Next Generation. Entre sus acciones, promueve la promoción y potenciación de estos destinos, realiza estudios que ayuden a la promoción del turismo azul y sus recursos asociados, y en el caso concreto de Fayón ha financiado la formación de capitanes de barco para contar con más profesionales que faciliten la prestación del servicio. Eduardo Bustillo, socio consultor de la empresa GEOCyL y representante de la Red CCF en Aragón, ha destacado que el de “Fayón es un destino idóneo para visibilizar que a partir de un recurso fluvial de interior como es en este caso es el embalse de Ribarroja, hay una capacidad de atracción para nuevos visitantes y para impulsar otros recursos de la zona de manera sostenible”.

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