La empresa obliga ahora a una mujer en silla de ruedas a reincorporarse a su trabajo

24 horas después de comunicarle que quedaba eximida de acudir a su puesto de trabajo, la empresa Zaintzen le ha informado que este jueves tenía que reincorporarse en la limpieza de un colegio de Pamplona

María Elena tiene reconocido por el Servicio Navarro de Salud un 49% de discapacidad que le impide trabajar con normalidad

24 horas después de comunicarle por un mensaje de texto que quedaba eximida de acudir a su puesto de trabajo tras una baja, María Elena ha recibido este jueves otro SMS de la empresa de limpiezas para la que trabaja, Zaintzen, en el que le han informado que tenía que reincorporarse a su trabajo de limpiadora en el colegio público Mendigoiti de Pamplona. Acompañada por su marido y una representación del sindicato LAB, María Elena se ha desplazado en silla de ruedas hasta el centro escolar, aunque no ha podido trabajar, ya que su estado de salud (padece fibromialgia y fatiga crónica y tiene una discapacidad del 49% reconocida por el Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea) así se lo impide.

“He venido a fichar porque si no la empresa me despide y me quedo sin recursos”, ha lamentado María Elena en la puerta del colegio, donde se han concentrado una decena de personas convocadas por el sindicato LAB para denunciar su situación. “No puedo hacer nada, en casa paso de la cama al sofá y del sofá a la silla de ruedas para dar un paseo con mi marido, el dolor me impide hacer cualquier otra cosa”.

La empresa alega que tras haber recibido un informe de aptitud del servicio de vigilancia de la salud empresarial y dado que el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS)  no le ha concedido la incapacidad permanente, María Elena tiene la obligación de volver a trabajar tras haber recibido el alta médica. Ella cree que la empresa ha intentado evitar la protesta que estaba convocada para el miércoles retrasando un día su incorporación.

Ya dentro del colegio, María Elena se ha reunido con una representación de la empresa y del sindicato LAB para tratar de solucionar su situación, ya que asegura que no puede trabajar. “Me dicen que trabaje dos horas de pie y que descanse cinco minutos sentada. ¿Cómo voy a hacer eso si no me puedo levantar de la silla de ruedas?”, ha denunciado.

Con 56 años, María Elena padece fibromialgia y fatiga crónica y tiene reconocido un 49% de discapacidad por el Servicio Navarro de Salud que le impide realizar movimientos como empujar el carro de la limpieza o limpiar las aulas y pasillos del centro escolar. Un informe médico de agosto de 2022 señala que la mayoría de sus diagnósticos son “de carácter crónico” y que le suponen “una limitación muy importante para la mayoría de actividades cotidianas”, así como “una convivencia con dolor de manera constante y una repercusión fundamental también a nivel emocional”.

Otro informe médico de Osasunbidea del 7 de noviembre de 2022 deja constancia de que “desde hace aproximadamente dos meses la paciente precisa, en relación a sus síntomas de base, de apoyo en silla de ruedas para desplazamientos superiores a 10-15 minutos caminando”. Además, estos dolores, sumados a la fatiga crónica que padece, le obligan a pasar gran parte del día tumbada en la cama.

Con todo, este jueves ha tenido que volver a su puesto de trabajo en el colegio Mendigoiti de Pamplona por no tener reconocida la incapacidad permanente por parte del INSS y por contar con un informe de aptitud favorable del servicio de vigilancia de la salud empresarial.

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