Orbán enmarca en una "acción empresarial" del banco húngaro propiedad de su Gobierno el préstamo a Vox

El primer ministro ultraderechista húngaro hace suyos los argumentos de Vox y justifica la financiación con nueve millones de euros al partido de Abascal en que "ciertos partidos no pueden obtener préstamos"

El banco húngaro señalado por financiar a Vox tiene como mayor accionista al Gobierno de Orbán

El primer ministro ultraderechista de Hungría, Viktor Orbán, ha justificado la concesión de un préstamo de nueve millones de euros a Vox por parte del banco que tiene por mayor accionista a su gobierno, a pesar de que la ley de financiación de partidos española prohíbe cualquier financiación “por parte de Gobiernos y organismos, entidades o empresas públicas extranjeras o de empresas relacionadas directa o indirectamente con los mismos”. El líder de Patriotas por Europa, el grupo en el que se integró el partido de Santiago Abascal abandonando a Giorgia Meloni y sus aliados la anterior legislatura, ha enmarcado la decisión en una “acción empresarial” de Magyar Bank Holding, que tiene como mayor accionista a Corvinus International Investment, una firma de inversión controlada al 100% por el Estado húngaro.

“Si a alguien le gustaría venir a Hungría y, como acción empresarial, le gustaría obtener un préstamo de cualquier banco húngaro, el gobierno húngaro nunca influirá en eso”, ha expresado Orbán en una rueda de prensa en el Parlamento Europeo en la que le han preguntado por ese préstamo. A pesar de que ha asegurado que la decisión corresponde “a los financieros y no a los políticos”, el líder magiar ha hecho suyos los argumentos de Vox.

En concreto, Orbán ha sugerido que los bancos españoles no concedieron financiación al partido de la extrema derecha, que fue la justificación expresada por la dirección de Abascal. “En algunos países, ciertos partidos no pueden obtener préstamos”, ha aseverado Orbán, que previamente se había desvinculado de la decisión. “No me gustaría involucrarme en esas discusiones nacionales, pero vamos, ¿qué es esto? ¿Es justo?”, ha cuestionado.

Vox recibió la financiación del banco húngaro para las elecciones generales de 2023, después de haberla obtenido en entidades financieras españolas para los comicios municipales que se celebraron dos meses antes. La formación de Abascal justificó su decisión de acudir a financiación extranjera en la negativa de los bancos españoles que atribuyó, a su vez, a la dilación en la devolución de los gastos electorales de los comicios anteriores. “Ante la imposibilidad de obtener ese préstamo, que obtienen todos los partidos políticos sobre todo en época electoral y ante el retraso, no sabemos si deliberado o no, de la Administración General del Estado con esos gastos electorales que le corresponden a cualquier partido político y la imposibilidad, puesto que ningún banco se abrió a prestárnoslo, pues acudimos a un banco húngaro”, dijo la portavoz en el Congreso, Pepa Millán.

Vox, que siempre ha tenido vínculos con Orbán, los ha reforzado esta legislatura al cambiarse de grupo en el Parlamento Europeo. El anterior mandato formaba parte de los Reformistas y Conservadores (ECR) que lideran los Fratelli d'Italia de Giorgia Meloni y el polaco ultranacionalista Ley y Justicia. Vox decidió abandonarles por el grupo que impulsó Orbán tras las elecciones europeas -un año después de haber obtenido los fondos del banco húngaro-, sumándose a los ultras de Marine Le Pen y Matteo Salvini.

Orbán ha protagonizado una rueda de prensa de unas dos horas de duración en la Eurocámara, donde este miércoles comparecerá con motivo de la presidencia rotatoria del Consejo de la UE, que le corresponde a Hungría este semestre. El líder ultraderechista ha justificado la convocatoria en la necesidad de exponer las “prioridades”, a pesar de que en el pleno intervendrá en primer lugar, antes de la batalla dialéctica que se anticipa por parte de la mayoría de los grupos, excepto los de la extrema derecha, que le acusarán de vulnerar el estado de derecho en su país, además de ir en contra de la posición de la UE en asuntos como la guerra en Ucrania.

El líder húngaro ha reiterado su posición, que pasa por bloquear la ayuda destinada a Kiev, bajo la premisa de que “no puede ganar en el campo de batalla”. “Estoy convencido de que no hay una solución en el campo de batalla. La estrategia que seguimos como UE no es buena”, ha declarado. Ese posicionamiento enfurece a la mayoría de socios europeos porque consideran que debilita la posición de Ucrania, que consideran que tiene que recibir ayuda y armamento para resistir frente a Vladímir Putin y llegar a una hipotética negociación posterior en mejores condiciones que si tiene que rendirse por falta de apoyos.

Nada más comenzar su intervención, un joven ha interrumpido el discurso y le ha gritado mientras tiraba unos billetes: “¿Por cuánto ha vendido al país, primer ministro?”. Ha sido inmediatamente interceptado y expulsado por la seguridad.

Orbán ha aprovechado la multitudinaria comparecencia para exponer su discurso xenófobo y contra la inmigración defendiendo que se creen centros de detención fuera de las fronteras de la UE para evitar que los migrantes lleguen a suelo europeo.

El líder ultraderechista también ha defendido a Donald Trump frente al sentir mayoritario del resto de gobiernos europeos que temen una vuelta del republicano a la Casa Blanca. “Abriré champán si vuelve Trump”, ha ironizado el húngaro.

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