Real Madrid - Barcelona (3-2), LaLiga en el bolsillo

Real Madrid - Barcelona (3-2), LaLiga en el bolsillo

Un gol de Bellingham en el último minuto dio casi definitivamente LaLiga al Real Madrid tras ir perdiendo dos veces contra el Barcelona

Entre los cuatro mejores de Europa y el mejor de España, el Real Madrid. Ahora ya puede centrarse en la Champions porque cerró LaLiga de la mejor manera que se puede hacer, contra el Barcelona, pese al cansancio físico y la fatiga mental, pese a la ausencia de Mendy, por la que Ancelotti se metió en un trabalenguas, pese a ir perdiendo dos veces durante el encuentro. Pese a todo, ganó por tercera vez esta temporada al Barcelona, le dejó sin esperanzas y a Xavi sin nada a lo que agarrarse ya. El final de temporada va a ser un caminar por el desierto y posiblemente sin tener que responder a preguntas sobre si se va a quedar. Es lo que tiene la derrota: nadie te espera.

Fue un partido extraño, bajo de tensión durante muchos minutos, pero que terminó con el Bernabéu convertido en una fiesta, al grito de campeones, con la confirmación de que el año ya es de notable y que puede ser de matrícula. Los jugadores de Ancelotti, agotados tras una semana de heroísmo acabaron caminando por el césped aplaudiendo a un público que cantaba el himno de toda la vida, ese hala Madrid, tan lejano del fútbol moderno, pero tan cerca del sentimiento más tradicional. Fue un Bernabéu lleno de pantallas, del siglo XXI y más allá, pero sobre todo, un Bernabéu campeón.

La resaca de la exigencia de la Champions fue dura, pero se esperaba que más para el Madrid, sin embargo también le pesó al Barcelona. Le iba la vida en el partido y se lo tomó como si fuese un día más en la oficina. Le falta tensión a este Barcelona de Xavi, además de otras cosas, pero el hambre es necesaria para el éxito y no la ha mostrado cuando ha debido. Quizá porque el partido se puso de cara muy pronto y vio que quizá no necesitaba sacar los colmillos. Quizá, bueno, seguramente, es que no los tiene.

 

El Madrid sí y muy afilados y los usa. Y eso que pagó todo lo que hizo en el Etihad. Si el Manchester City no hizo más que sacar de córner para nada, el Barcelona hizo un tanto a la primera. Lunin falló lo que no falló en Champions y no dio al balón. El Madrid respondió al gol con entereza y con la pelota, aunque con miedo porque cada balón de saque de esquina era una amenaza inesperada y porque Yamal buscaba a Camavinga y el madridista no le encontraba. Sin Mendy, Ancelotti apostó por el lateral izquierdo que más le gusta, el que no lo es. Y de paso, dejó a Nacho en el banquillo para situar de central a Tchouameni, que también es el que más le gusta ahí, aunque intenta disimularlo. El Madrid sufrió por la izquierda y ganó el partido por la derecha.

Porque estaba por ahí Lucas Vázquez: Cubarsí le hizo un penalti ingenuo, marcó el tanto que empató a dos el partido y tuvo fuerzas para dar a Bellingham el tercer tanto. No puede haber protagonista más inesperado en este Madrid, el fútbol tiene golpes de guión que ya quisiera la ficción.

El partido fue de dos equipos que se medían, más atados que sueltos, temiendo el desgaste que se podía pagar después. El Madrid fue mejor en la primera parte, con el Barcelona extrañamente tímido. Después fue el cansancio el que fue disparando el encuentro.

Xavi movió antes el banquillo y eso le dio resultado. Con el Barcelona con más aire en la segunda mitad, porque el paso de los minutos dañaba al Madrid, Fermín fue más rápido para marcar. Pero no supo cerrar el partido el Barcelona y agarrarse mínimamente a LaLiga, no sabe, no puede, probablemente no le da.

 

Vinicius se inventó un pase a Lucas y éste no falló. El empate igualaba las fuerzas. Mejor, las escasas fuerzas. Ancelotti quitó a los brasileños, dio paso a Brahim y a Fran García y el Madrid se rehizo. Pese a que Valverde no podía dar una carrera de más y Bellingham corría y luego se doblaba sobre sí mismo para coger aire. Parecía agotado, pero sólo estaba esperando. A la gloria, a LaLiga.

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