Las manías de Nadal
Parte fundamental de Rafael Nadal son esas pequeñas rutinas que necesitaba el balear para centrarse . En sus propias palabras: «Es una forma de ordenar mi cabeza, que normalmente está muy desordenada. Me da seguridad. Son los mecanismos para centrarme y silenciar las voces interiores, las que dicen que perderé, y las más peligrosas todavía que dicen que ganaré». Aunque también ha confesado alguna vez que no siempre funcionan y que sí, que le gustaría no tenerlos. Rectas, alineadas, con las letras en la inclinación adecuada . Beber de una después de situarla sobre el muslo, dejarla en la misma marca; beber de la otra, con el mismo ritual. Incluso los recogepelotas se encargan de que estén en el ángulo perfecto para no desnortar al balear. Tres golpecitos con la raqueta en la suela de las zapatillas : derecha, izquierda, derecha. Antes de sacar, toques sobre los hombros, la nariz, el pantalón. Pantalón, hombro izquierdo, hombro derecho, nariz, oreja izquierda, nariz, oreja derecha, oreja izquierda, nariz, oreja derecha. Para el segundo servicio, el ritual se acorta. Una ducha de 45 minutos antes del partido. Justo antes de empezar cada partido, el tenista también seguía una serie de rituales: Activación y un salto en el túnel de vestuario. Carrera hacia la red y más saltos mientras se celebra el sorteo. No pisar las líneas. Seis raquetas que él mismo prepara y en las que añade el grip. Salir a la pista con la raqueta en la mano . Ser el segundo en pasar la red para sentarse en los intercambios de pista. Toalla limpia en el banco para depositar el raquetero. También en el suelo para dejar la bolsa. La colocación de las tiritas con Rafa Maymó antes de salir. La bandana con el símbolo de la marca en el centro milimétrico. Limpiar las líneas de la tierra, al sacar en la cruceta, al restar, por toda la línea de fondo de ese lado de saque. Devolver la pelota al recogepelotas en perpendicular a donde está sacando : hacia la izquierda si es en el lado de la ventaja; a la derecha si es en el lado del deuce. Toalla sobre los muslos en los descansos. Lo de morder los trofeos empezó como una broma y se quedó como una tradición.