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Chicago desaloja a personas sin hogar antes de la Convención Demócrata

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La administración del alcalde Brandon Johnson está sacando de nuevo a la calle a personas sin hogar para hacer espacio para los ocupantes de los campamentos de tiendas de campaña que serán trasladados antes de la Convención Nacional Demócrata (DNC, por sus siglas en inglés) que se realizará el próximo mes.

Más de media docena de personas dijeron al Sun-Times que fueron expulsadas o temen estar a punto de ser expulsadas de un refugio situado en el edificio del que fuera un hotel junto a la Milla Magnífica, mientras los funcionarios municipales comienzan a desalojar una ciudad de carpas muy visible que colinda con la Autopista Dan Ryan.

Una sobreviviente de la violencia doméstica, un alcohólico en recuperación y otras personas con ansiedad o afecciones médicas crónicas se encontraban entre los expulsados del hotel en la última semana, según las entrevistas.

Varias personas dijeron que las echaron sin antes dejarles recoger sus medicinas o pertenencias.

Una pareja ha estado durmiendo en la acera frente al edificio del que fuera el Hotel Tremont, en el 100 E. Chestnut, que ha alojado a más de 100 personas desde noviembre en cumplimiento de un contrato de $6.5 millones con la Municipalidad.

Un nuevo programa de la Municipalidad utilizará 60 de las habitaciones del edificio del que fuera hotel como refugio para los residentes de varios campamentos de personas sin hogar, incluida la “ciudad de carpas” situada entre la autopista Dan Ryan y la cuadra 1100 al sur de la calle Des Plaines.

El campamento de Des Plaines será cercado permanentemente el miércoles, según Brandie Knazze, comisionada del Departamento de Servicios Familiares y de Apoyo (DFSS, por sus siglas en inglés) de la ciudad.

Knazze ha dicho anteriormente que la Municipalidad estaba desalojando el campamento de tiendas de campaña ante la preocupación de que el Servicio Secreto pudiera ordenar dicha evacuación por razones de seguridad justo antes de la convención.

También ha comentado que el programa que albergaba a docenas de residentes de Tremont, muchos de ellos desde el invierno, finalizó este mes.

Su portavoz no respondió inmediatamente a las preguntas sobre el refugio.

Los residentes dijeron que fueron sorprendidos.

El martes, Barbara Steen y su marido, Daniel, dijeron que no sabían dónde dormirían después de que Daniel fuera desalojado de Tremont durante el fin de semana.

Una opción de alojamiento costaría miles de dólares al mes, dijo Barbara Steen. Otras opciones incluían poner al matrimonio de 18 años en refugios separados, dijo. Desde entonces, la pareja ha estado viviendo en la calle, no lejos del hotel, dijo.

Barbara Steen, de 48 años, dijo que el contratista de la Municipalidad, Equitable Social Solutions, al parecer está encontrando maneras de desalojar a las personas que se alojan en el hotel.

Daniel Steen y su esposa desde hace 18 años, Barbara Steen, han estado viviendo en la calle desde que Daniel fue expulsado del refugio en el edificio del que fuera el Hotel Tremont, en el 100 E. Chestnut St., durante el fin de semana.

Tyler Pasciak LaRiviere/Sun-Times

Otra pareja desalojada de Tremont la semana pasada ha estado durmiendo en la acera de enfrente.

La mujer, de 40 años, quien pidió que no se usara su nombre por temor a represalias, dijo que al principio la echaron en pijama y pantuflas sin sus pertenencias esenciales como sus medicinas o su cartera. Después de insistir, dijo que oyó a un empleado de la empresa contratista de la Municipalidad decir: “Estoy harto de que esta p----- pida sus medicinas y su cartera”.

“Realmente no sé qué voy a hacer”, dijo la mujer, sobreviviente de violencia doméstica, mientras su novio estaba acostado en un bolso de dormir junto a ella en una acera de East Chestnut.

Otras personas que se alojaron en el Hotel Tremont, conocido más recientemente como Hotel Selina, corroboraron la historia de la mujer.

Allan Lacey, de 62 años, dijo que la mujer parecía haber sido “engañada” haciéndole creer que iba a ser alojada en otro refugio e incluso se presentó a una reunión con el personal del contratista municipal en pijama antes de ser dada de alta.

Lacey dijo que estuvo a punto de que lo echaran a la calle antes de apelar debido a sus múltiples afecciones médicas, incluida la insuficiencia cardiaca congestiva.

“Dije: ‘¿Me van a echar a la calle si tengo una condición médica y tengo 62 años?’”, comentó. “Tengo el corazón de un hombre de 80 años”.

Los registros de la Municipalidad muestran que Equitable Social Solutions tiene un contrato con DFSS desde 2022 y ha cobrado $90 millones a lo largo de 12 acuerdos. La empresa, con sede en Kentucky y fundada en 2021, ha gestionado algunos de los refugios para migrantes de Chicago y abrió el de Tremont en noviembre.

El contratista no respondió a los mensajes en busca de comentarios.

Guardias de seguridad privada vigilan el 10 de julio mientras dos residentes sacan sus pertenencias del edificio del que fuera el Hotel Tremont, ubicado en el 100 E. Chestnut St., que la Municipalidad convirtió en un refugio temporal para personas sin hogar.

Ashlee Rezin/Sun-Times

Varios residentes dijeron que el repentino final del programa de Tremont les sorprendió.

Un funcionario de DFSS reconoció en un correo electrónico al personal que el proceso carecía de claridad.

“Desgraciadamente, esto provocó confusión con nuestro proveedor y, como resultado, las comunicaciones a los residentes han sido confusas”, escribió la funcionaria del departamento Maura McCauley la semana pasada.

Un hombre de 40 años, expulsado del refugio el 10 de julio, dijo que también fue engañado para que abandonara su habitación con la promesa de que se enteraría de una posible reubicación en un refugio del lado norte.

Cuando se reunió con el personal, según su relato de los hechos, le dijeron que no volvería a su habitación y que lo desalojaron porque había rechazado el alojamiento, lo que, según él, no es cierto. Es un alcohólico en recuperación que lleva cerca de un año sin hogar y ahora se queda temporalmente en casa de un amigo.

“Me desalojaron de la forma más ridículamente mal intencionada y grosera”, dijo. “Fue cruel e inusual”.

La Policía de Chicago se unió a los guardias de seguridad privados en el lugar el 10 de julio, saliendo del refugio mientras dos hombres trasladaban sus pertenencias a la acera. Dijeron a un reportero y a un fotógrafo del Sun-Times que la Municipalidad los estaba echando y que no tenían adónde ir.

Johnson prometió cuando hizo campaña para alcalde financiar más viviendas para las casi 19,000 personas sin hogar de la ciudad y respaldó una propuesta para elevar los impuestos de compra a las propiedades millonarias. El plan, una iniciativa electoral conocida como Bring Chicago Home, fue rechazado por los votantes en marzo.

El concejal Andre Vasquez (40º) apoyó esa iniciativa y criticó lo que consideró un doble estándar al desalojar el campamento antes de la DNC: “No pensé que pasaríamos de ‘Bring Chicago Home’ a ‘Esconde a las personas sin hogar de Chicago’, pero aquí estamos”.

La situación de Tremont pone de manifiesto la necesidad de más fondos para hacer frente al problema de las personas sin hogar, señaló en un comunicado la Coalición de Chicago para las Personas sin Hogar.

“La necesidad de desalojar a algunas personas sin hogar para que otras personas sin hogar puedan mudarse, es otra señal más de que no hay fondos suficientes para refugios, servicios y viviendas permanentes en la ciudad de Chicago”, dijo el grupo.

Hasta el lunes, quedaban una docena de tiendas de campaña en el campamento de Des Plaines.

Amy Barney, de 48 años, se había estado quedando cerca en un pequeño campamento en las calles 16 y Union, cuando fue invitada a Tremont, pero sólo por un corto plazo. Dijo que le dijeron que tendría que marcharse en algún momento del mes próximo.

“¿Qué?” dijo Barney. “¿Los demócratas nunca han visto a una persona sin hogar?”

Amy Barney, que recientemente fue trasladada de un campamento en la calle 16 y la avenida Union a un refugio para personas sin hogar en el 100 E. Chestnut St., utiliza su nuevo teléfono móvil que le acaba de regalar un grupo comunitario.

Tyler Pasciak LaRiviere/Sun-Times

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