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Inauguran el Arco de La Villita luego de una renovación de $1.25 millones

Justo a tiempo para el Desfile del Día de la Independencia Mexicana de la calle 26 del domingo, uno de los emblemas más reconocibles del lado suroeste vuelve a lucir en todo su esplendor.

Durante gran parte del año pasado, el Arco de La Villita —un símbolo de orgullo étnico, cultura y resistencia— estuvo cubierto de andamios.

“Este arco es un símbolo de la cultura de La Villita, de su gente y de lo que me gusta llamar el alma de lo que somos”, dijo el alcalde Brandon Johnson en el corte de listón de la restauración el miércoles. “Es importante que este arco resista la prueba del tiempo y, por supuesto, tenemos que seguir estando orgullosos porque es una representación de la comunidad mexicana de Chicago”.

El arco —al que a veces se hace referencia como la puerta oriental de la “capital mexicana del Medio Oeste”— se extiende por la calle 26, justo al oeste de la calle Albany.

La restauración tiene lugar sólo dos años después de que el Concejo Municipal votara por unanimidad hacer del arco un monumento oficial.

El arco fue construido en 1990, en un periodo de seis meses y diseñado por el arquitecto de Chicago Adrián Lozano en el mismo estilo colonial de los arcos que suelen encontrarse en ciudades, pueblos, haciendas y lugares religiosos mexicanos. Presenta una estructura de estuco y terracota, una reja de hierro forjado, una pancarta metálica que dice “Bienvenidos a Little Village” y un reloj mecánico.

Lozano también diseñó el Museo Nacional de Arte Mexicano (NMMA, por sus siglas en inglés) y la Academia Comunitaria Benito Juárez, ambos en Pilsen. Murió en 2004.

En 1991, el entonces presidente de México Carlos Salinas de Gortari visitó el arco. Regaló un reloj de bronce fabricado por Relojes Centenario, un relojero histórico de México. El reloj se instaló en la parte superior del arco, con esferas tanto en el lado este como en el oeste.

En los años transcurridos, las grietas han serpenteado por el estuco, las baldosas de terracota se han caído y el reloj rara vez funcionaba. La restauración incluyó reparaciones importantes, iluminación actualizada y un nuevo mecanismo de reloj digital.

“Es el signo de la comunidad mexicana aquí en Chicago. Da la bienvenida a otros mexicanos, pero también a otros habitantes de Chicago y a los turistas que visitan nuestra comunidad. Es básicamente nuestra mejor cara”, dijo Jennifer Aguilar, directora ejecutiva de la Cámara de Comercio de La Villita.

La restauración se pagó con $1.25 millones de dólares del dinero del TIF (Financiamiento de Incremento de Impuestos), según una portavoz del Departamento de Transporte de Chicago (CDOT, por sus siglas en inglés).

Los observadores más agudos notarán un cambio importante: Las cúpulas a ambos lados del arco ya no son doradas. Son blancas.

“Las cúpulas doradas fueron un añadido que se hizo en la década de 2000, pero no era fiel a la [estructura] original. Como ahora es un monumento, es histórico, así que tuvieron que volverlo a su estado histórico”, dijo Aguilar.

El arco sirve como punto de entrada a uno de los corredores comerciales más transitados de la ciudad, según la cámara de comercio.

Traducido por Gisela Orozco para La Voz Chicago

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