Manoli nunca ha sabido por qué ETA secuestró a su marido y le descerrajó varios tiros en la cabeza, cree que pudieron equivocarse de persona. Apareció tirado en un descampado, a medio camino entre un basurero y un cementerio. «Esa imagen no se me va de la mente. Lo reconocí por la ropa, pues estaba completamente desfigurado», recuerda. Nunca pudo imaginar que además del dolor de la pérdida tendría que enfrentarse también a la soledad y el desprecio del entorno, a la falta de empatía y abandono de... Читать дальше...