Así como el Real Madrid y el Barça, entre otros, han expulsado de sus estadios a sus seguidores más violentos e indeseables (los malditos ultras del fútbol), el Atlético de Madrid, en lugar de hacer lo mismo, no solo no los ha expulsado sino que los ha cuidado y hasta mimado por razones que se me escapan: su supuesto apoyo al equipo no vale nada en comparación con la violencia que propagan y la vergüenza que provocan, incluso entre la propia gente y aficionados pacíficos del Atlético, inmensa mayoría, las otras víctimas de estos vándalos. Читать дальше...