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Rebeldes en el desierto: peligra el oleoducto entre Níger y Benín tras dos ataques en una semana

Rebeldes en el desierto: peligra el oleoducto entre Níger y Benín tras dos ataques en una semana

China es otra de las gran perjudicadas en el marco de la crisis Benín-Níger y que tiene el oleoducto como eje principal

El grupo rebelde nigerino conocido como Frente Patriótico de Liberación (FPL) reclamó este martes la autoría de un ataque perpetrado contra el oleoducto que conecta Níger con Benín. Un oleoducto que hace semanas que se está convirtiendo en uno de los nuevos puntos calientes a considerar en el Sahel. El FPL emitió un comunicado donde aseguraba haber inhabilitado el gaseoducto, y considerando la acción como “una primera advertencia” dirigida a la junta militar que gobierna el país desde el golpe de Estado de julio de 2023.

En el mismo comunicado, incluyeron un llamamiento a la West African Oil Pipeline Company (WAPCO), una sucursal regional de la China National Petroleum Corporation con sedes en Níger y Benín. En este apartado, apelaban a “los socios chinos a anular el préstamo de 400 millones de dólares prometidos a los golpistas de Niamey”, amenazando con atacar otras instalaciones del gigante asiático en un futuro próximo. El FPL, dirigido por el exlíder del movimiento UFPR, Mahamoud Sallah, exige la dimisión del Consejo Nacional de Salvaguarda para la Patria (CNSP) como condición indispensable para cesar sus ataques, que se han multiplicado en los últimos meses. Por ejemplo, el pasado 4 de mayo, elementos de este grupo rebelde se apropiaron temporalmente de un campamento del ejército nigerino, e incendiaron varios vehículos sin que se registrasen víctimas mortales por ambos bandos.

El UFPR, anterior grupo al que pertenecía Sallah hasta su escisión en el FPL, nació en la frontera entre Níger y Libia y agrupa mayoritariamente a combatientes de las etnias árabe y toubou. Su objetivo inicial consistía en derrocar al gobierno de Mahamadou Issofou (presidente de Níger entre 2011 y 2017), a quien acusaban de dirigir “un gobierno caótico” que ponía en grave riesgo la existencia de la república nigerina. Tras firmar la paz en mayo de 2023 con el gobierno de Mohammed Bazoum (depuesto por los golpistas dos meses después), Sallah fue expulsado de la organización y fundó el FPL. Sallah, que, aparte, ya fue arrestado en 2019 y acusado de sabotear la explotación petrolera de Diffa. Puede considerarse a este ex delegado de la Facultad de Economía y Ciencias Jurídicas de la Universidad de Niamey como un veterano del sabotaje en lo que a asuntos petroleros se refiere.

El FPL ya había amenazado hacía escasas semanas con atacar las instalaciones petroleras nigerinas. Incluso la Cámara de los Representantes de Libia, con sede en Bengasi, dictó recientemente una orden de detención contra Sallah para que fuera entregado a las autoridades nigerinas. Sin embargo, el líder rebelde continúa en libertad, oculto en algún punto ignoto del desierto. No deja de ser representativo que Sallah inició su andadura revolucionaria para combatir al gobierno de Issofou, prosiguió sus actividades durante el gobierno de Bazoum y ha aumentado su actividad bajo el mandato del CNSP. Parecería que lo que busca realmente Sallah, antes que deponer a un presidente u otro, es la desestabilización de Níger con indiferencia a quién gobierne la nación africana.

Asimismo, el FLP firmó el pasado 22 de mayo una alianza con el Consejo de Resistencia por la República (CRR), otra entidad rebelde dirigida por Rhissa Ag Boula y asociada a grupos tuareg del norte del país. El CRR juró enfrentarse a la junta militar de Níger pocas semanas después del golpe de Estado de julio de 2023, teniendo como objetivo último la restauración en el poder del presidente Mohamed Bazoum. Se tratan entonces de dos organizaciones de carácter subversivo, sin vínculos conocidos con los grupos yihadistas que proliferan en la región, aunque asociadas al movimiento independentista de Azawad (norte de Mali) que se enfrenta igualmente a la junta militar de Mali.

El documento que certifica la alianza entre el FPL y el CRR señalaba que su objetivo es “crear las condiciones para el retorno democrático saludable en Níger y la eventual creación de una coordinación de todos los movimientos comprometidos en este camino”. Calificaba a la junta militar de “corrupta” e “inmoral”, mientras indicaba que “ciertamente, la batalla no será fácil dada la presencia masiva de mercenarios extranjeros”. Esta coalición y sus últimos ataques se muestran como un nuevo obstáculo que deberá superar la junta militar si desea instaurar su poder en una nación de un tamaño tres veces superior al de Marruecos.

Conviene recordar que existe actualmente un conflicto diplomático entre Benín y Níger donde el gaseoducto es el eje principal. Ambos países se han cruzado graves acusaciones de terrorismo en los últimos meses, mientras que hace poco más de una semana desde que el gobierno beninés arrestó a cinco ciudadanos nigerinos acusándoles de espionaje. Pocos días después del arresto, el 12 de junio, un grupo de hombres armados sin identificar atacaron el oleoducto a la altura de la localidad de Salkam, del lado nigerino, asesinando a seis soldados. Este se trataba entonces del primer ataque registrado contra el oleoducto desde su inauguración en 2023; y ya son dos ataques en una semana. En un comunicado posterior al asalto del 12 de junio, el ejército nigerino aseguró que "los atacantes se vieron obligados a retirarse", aunque pudieron "llevarse consigo un número desconocido de muertos y heridos". No se tiene constancia de que el FPL fuera el autor de este primer ataque… aunque ningún grupo terrorista ha reclamado su autoría desde entonces.

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