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Controversia de Roca y cariño para Hermoso con disgustazo

La confirmación de que no hay lugar seguro en el ruedo ni estando bien afeitado llegó nada más empezar, con el de rejones de Hermoso, el primero de sus dos toros con el que se despedía de la afición gaditana de Algeciras. Tras clavar perdió las manos el caballo y se quedaron a merced uno y otro. El toro hirió al caballo. Cambió rápido de equino Pablo y siguió dando la cara Hermoso en una faena repleta de clasicismo a un toro que se dejó hacer. Cortó un trofeo, efectivo con el rejón de muerte, pero no lo paseó, agradecido se fue corriendo para dentro. En el corazón urgía saber cómo estaba su caballo. Hay cosas que son así, aunque desde fuera se puedan interpretar de otra manera. Con energías renovadas lo vimos con el noblón cuarto, con el que sí que decía adiós. La pulcritud de la faena y el cariño del público hizo que se fuera a hombros

De Juan Ortega disfrutamos las chicuelinas al segundo que tuvieron otro tiempo y el comienzo de faena con la rodilla en tierra. Ya ahí el Cuvillo amenazó con irse a tablas y si además sumamos que tenía falta de empuje la labor fue un querer y no poder. Algún muletazo aislado y poco más. Se quedó ya en el capote el quinto, con mala clase. La misma con la que llegó a la muleta, sin poder y soltando la cara. Un asco y una pena a partes iguales, porque no había la menor posibilidad de ver algo.

Lo de Roca fue pura controversia. “Berlanguillo” fue toro para resarcir muchas tardes y encontrar el misterio de la tauromaquia en un pozo de oscuridad. El toro era bonito, pero además pronto, repetidor, noble y entregado. Una delicia de embestida que no hizo otra cosa que entregarse en la muleta de Roca Rey sin rechistar. Lo hizo primero en los pases cambiados de rodilla del comienzo, pero luego llegó lo bueno: extraordinario cuando se la dejaba puesta y el toro no levantaba el hocico de la arena. Maravilla. La faena del peruano tuvo ligazón y fogonazos en esos comienzos, pero no acababa de desbocar los ánimos y fue en las cercanías donde encontró el lugar, pero el toro era de encajarse con los vuelos. Hubo quien pidió indulto y entre que sí y que no lo ayudados de Roca para preparar al toro para la muerte, con la que no anduvo fino, fueron los más torero de la labor. El Cuvillo fue premiado con la vuelta al ruedo y Roca con un trofeo.

Lo curioso es que con el sexto, que tuvo miga, porque en su movilidad con falta de entrega, había un reto gordo, y Roca lo asumió. Se desmonteraron Viruta y Algaba con el animal y pedazo lance le pegó Punta para bregarlo. Como si fuera fácil, con los vuelos. Después Roca puso a bombear a la plaza porque en el prólogo de muleta no sabíamos por donde se lo iba a pasar si por aquí o por allá. No era el otro toro, tenía movilidad y largura en el viaje. Pero no entrega y de ahí que le exigiera firmeza y seguridad porque si veía dudas se metía en la grieta. Roca apretó y se tiró a matar derecho. Fueron dos trofeos, la Puerta Grande y el cariño para Hermoso el día que decía adiós. Un hasta siempre.

Ficha del festejo

Algeciras (Cádiz). Se lidiaron toros de Fermín Bohórquez y Núñez del Cuvillo para lidia ordinaria. El 1º, bueno; 2º, sin fondo; 3º, extraordinario premiado con la vuelta; 4º, bueno; 5º, peligroso; 6º, movilidad sin entrega y complicado. Dos tercios.

Hermoso de Mendoza, rejón (oreja); dos pinchazos, rejón (dos orejas).

Juan Ortega, de azul cielo y oro, dos pinchazos, estocada (saludos); dos pinchazos, media, dos descabellos (silencio).

Roca Rey, de azul y oro, dos pinchazos, estocada baja defectuosa (oreja); estocada (dos orejas).

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