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Ojo con la energía en julio: cae el IVA al 10% pero sube el impuesto eléctrico al 5%

El mes de julio arranca revuelto, no tanto por las tormentas de arranque del verano, sino por los cambios en el recibo de la luz y del gas. Todo ello aderezado con unos precios del petróleo que apuntan a los 85 dólares el barril, lo que encarecerá los combustibles en plena operación salida. Pero es la recuperación de tributos a la electricidad, el cambio que más debate genera por la contradicción que supone alentar la descarbonización, que trae aparejada la electrificación, engordando los precios de la electricidad con impuestos a los consumidores.

Para empezar, el primer susto llega con la recuperación del Impuesto Especial Eléctrico (IEE) para todos los consumidores. Este tributo pasó del 0,5% de 2023 al 2,5% en el primer trimestre de 2024 y a 3,8% durante el segundo trimestre. Con el arranque de julio este impuesto, que abonan todos los titulares del contrato con la compañía correspondiente y que aparece reflejado en todas las facturas de la luz, por lo que no requiere ningún proceso salvo abonar lo marcado en el recibo por parte del usuario, se incrementa al 5,1127%, su valor habitual.

El IEE lo determina el Ministerio de Industria y se aplica a la suma de los costes de la potencia contratada más la energía consumida. Surgió a raíz de un impuesto anterior llamado "coste específico asignado a la minería del carbón" y que se aplicaba para ayudar al sector minero. Sin embargo, en 1992 el Ministerio de Industria renombró este coste y actualmente se utiliza para garantizar el consumo responsable de la electricidad, aunque su recaudación se utiliza para financiar otros sectores como la Educación o la Sanidad.

El Gobierno ya recuperó el Impuesto sobre el Valor de la Producción de la Energía Eléctrica (IVPEE), eliminando su suspensión temporal. De manera excepcional, el impuesto fue suspendido desde el tercer trimestre de 2021 hasta el 2023. Durante este tiempo, las retribuciones relacionadas con la incorporación de electricidad al sistema quedaron exentas de dicho impuesto.

Se trata de un tributo medioambiental que se aplica a las actividades de producción y suministro de energía eléctrica. Este impuesto afecta a las empresas o personas que estén involucradas en la generación y distribución de energía eléctrica, aunque encarece el precio final que pagan los consumidores, según indican tanto las organizaciones de consumidores como el sector eléctrico. Este impuesto estaba en el 5,25% hasta junio, pero ahora el tipo impositivo es del 7%, el vigente en el momento de la suspensión del impuesto.

A todo ello se suma el fuerte incremento de los precios de la electricidad como consecuencia de la llegada del verano, donde la producción eólica es menor y la hidráulica se vuelve testimonial, lo que hace que los ciclos combinados de gas tengan que respaldar al sistema en los picos de demanda, cuando los aires acondicionados están a tope. La media de los precios de junio supera los 45 euros el megavatio hora de límite establecido por el Gobierno para cambiar el IVA del 10% al 21%, o viceversa. Así que, de momento esa caída al 10% se dejará notar ya que el precio medio ronda los 55 euros MWh.

Sin embargo, los mercados de futuros energéticos apuntan a que el precio de la electricidad se encarecerá más allá en julio, agosto y septiembre, repuntando hacia el rango de enero (75-80 euros MWh) e incluso más allá, lo que garantiza que el IVA de la luz se mantenga en el 10%, pero con precios que duplican el límite.

La reducción del IVA resultará en una disminución de los ingresos tributarios para el Estado, aunque no tan drástica como la de 2.500 millones de euros que Hacienda dejó de ingresar durante la crisis de 2021 y 2022.

Cambios con el gas natural

Por otro lado, el tope a la tarifa regulada de gas natural se dejará de aplicar el 1 de julio. Esta medida permitía que al calcular las actualizaciones trimestrales de la TUR, no se aplicaba un aumento de más del 15% al coste de la materia prima.

La medida sirvió para que muchos hogares pudieran capear de forma razonable la crisis energética que afectó al suministro de gas. Lo previsible es que el precio suba, según advierte la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), después de un trimestre de precios bajos. La medida no afecta a las comunidades de vecinos, que al principio no tenían derecho a la tarifa regulada, por lo que los consumidores con calefacciones centrales pagaban precios muchos más altos, aunque finalmente se las incorporó. El Gobierno ha decidido dar carácter indefinido al derecho de acceso a la TUR de gas natural para las comunidades de propietarios con calefacción y agua colectiva.

En el caso de los suministros de gas natural, ya recuperaron en abril su IVA habitual desde el 10% en el que había quedado.

Respecto a las gasolinas, los precios del petróleo en los mercados de futuros apuntan a una subida moderada. Llenar un depósito de 55 litros de gasolina cuesta 88,88 euros, casi un euro más que hace un año, cuando salía a 87,89 euros, mientras que un depósito de un vehículo de gasóleo conlleva un gasto de 80,85 euros, 1,6 euros más que en las mismas fechas de 2023, cuando repostar diésel suponía un desembolso de 79,25 euros.

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