Las claves de la "marea roja" y del castigo "tory" en Reino Unido
1. Una victoria espectacular pero por detrás de la obtenida por Tony Blair en 1997. La palabra "tsunami" para referirse a la aplastante mayoría obtenida por los laboristas durante la noche electoral la utilizó un opositor conservador noqueado este 4J. Es una victoria espectacular teniendo en cuenta de donde venían. En 2019 obtuvieron el peor resultados desde 1935. El partido por esa fecha estaba bajo el liderazgo del izquierdista radical Jeremy Corbyn. Hoy Corbyn esta fuera del partido, pero aún así ha conseguido revalidar su escaño como independiente por Islington. Es una victoria espectacular para los laboristas, sí, pero queda por debajo de lo que le habían otorgado algunos sondeos que auguraban una mayoría no vista desde 1832. Los laboristas de Keir Starmer ganan de forma holgada pero quedan por detrás de la victoria obtenida por Tony Blair en 1997.
2. Castigo a los tories. El 4J ha mostrado una clara intención del electorado por castigar a los conservadores después de catorce años en el poder. El desgaste del gobierno es lógico, sobre todo después de haber sometido al país a uno de sus procesos más traumáticos como ha sido el Brexit. Las promesas que hicieron los euroescépticos para defender la salida de la UE no se han cumplido. Reino Unido no es un país más próspero (más bien lo contrario, la Unión Europea sigue siendo su principal socio comercial después de haberse salido del mercado único, no parece una buena decisión) pero tampoco han logrado frenar la inmigración ilegal y legal. Otra de las grandes promesas del Brexit. El deterioro del Partido Conservador no se limita a la ruptura con la Unión Europea. Tampoco ha ayudado a ganar la confianza de los electores los escándalos del Partygate en el que pareció que los tories estaban por encima de la ley (una cosa es lo que decimos fuera y otra la que aplicamos en casa) o el reciente escándalo de las apuestas en la que miembros del equipo de Sunak se lucraron con información privilegiada sobre la fecha del adelanto electoral.
En esta determinación por expulsar a los tories, los electores han elegido en algunos casos a los laboristas, en otros a los liberaldemócratas que experimentan una espectacular subida y en otros muchos casos a favor de Reform.
3. El torbellino de la política británica continúa. En unas horas tomará posesión el cuarto primer ministro en dos años. Esta vez, a diferencia de las anteriores será de un signo político distinto, los laboristas, pero eso no significa que los problemas que enfrente sean otros. El coste de la vida, el acceso a la vivienda, la deuda pública, la presión fiscal o la gestión de un mundo convulso no van a desaparecer por muy amplia que haya sido la mayoría laborista. Keir Starmer también se enfrenta al desafío de las plegarias autocumplidas. Después de criticar al Gobierno desde la oposición ahora tendrá que gestionar él los problemas y satisfacer las expectativas que ha generado en una parte significativa de la sociedad británica. La tarea que tiene por delante es colosal.
4. Volatilidad del electorado. La propia mayoría de los laboristas deja un mensaje esperanzador a los conservadores. En 2019 nadie hubiera podido predecir que cuatro años después los laboristas se recuperarían de uno de sus peores resultados y conquistarían Downing Street con una mayoría arrolladora. El Partido Conservador británico ha sido la maquinaria electoral más exitosa de Reino Unido. Tiene por delante cuatro años para reconstruirse. Si lo hace bien, podrían regresar de vuelta al Número 10 en cuatro años.