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Félix Maritaud: "Si no decimos que somos personas no binarias, que somos personas trans, que somos personas homosexuales, no existimos"

La importancia de nombrar para que las realidades existan. La necesidad de definir para obtener significancia pública. No es un eslogan publicitario, ni una reclama demagógica, ni una afirmación arbitraria vertida sin contexto. En ese clásico del pensamiento para el siglo XXI que constituye el "Manifiesto contrasexual" de Paul B. Preciado, el autor enuncia la configuración de una suerte de arcadia desencorsetada deseada en donde los cuerpos se reconocen a sí mismos no como hombres o mujeres sino como cuerpos hablantes, las personas renuncian a una identidad sexual cerrada y determinada naturalmente y la forma más eficaz de resistencia a la producción disciplinaria de la sexualidad en nuestras sociedades liberales –inspirándose en la teoría de Foucault– no es la lucha contra la prohibición represiva del estado, sino la contraproductividad, es decir "la producción de formas de placer-saber alternativas a la sexualidad moderna".

Es decir, la creación de universos propios configurados a través de una red de seguridad que operan como escenarios libérrimos de encuentro, expresión, disfrute y existencia como al que pertenece Simon. A esta joven estrella drag emergente de Montreal interpretada por un referente del cine queer como Théodore Pellerin que coprotagoniza el último trabajo de la cineasta Sophie Dupuis, "Solo", no le gusta la pasividad almidonada del término medio, la aparente neutralidad de los sentimientos cómodos, la grisura espesa de lo normal. "Me gusta colocarme. Porque me gusta que la cosa se ponga intensa. Y me gusta cuando las emociones son fuertes y quiero que todo explote, y quiero fuegos artificiales y quiero que sepa fuerte, meterme en la boca de mi estómago. Y lo quiero grande y hermoso. Eso es lo quiero. Y si no es intenso, es que siento que me muero", reconoce en un momento de la cinta en el que confiesa sus sombras y anhelos a su enamorado de manera visceral.

Porque Simon es de los que ama a bocajarro y cuando conoce a Olivier (estupendo Félix Maritaud), el nuevo integrante del espectáculo que lidera, siente uno de esos rayos paralizantes inmediatos de afecto que le empuja a vivir una etapa apasionada de música, luz, glamour, éxito y desbordamiento irremediablemente tóxico de envidias, inseguridades y explosiones de narcisismo patológico tanto encima del escenario como dentro de su relación. "Diría que el sistema actual que rige nuestros deseos es un sistema binario y hacer este tipo de performance drag abandona el binarismo. Es algo que se siente en el cuerpo, lo drag para mí es un abandono corporal del sistema binario y eso es un ejercicio forzosamente político", reconoce en entrevista con LA RAZÓN el actor Félix Maritaud, todo un referente actual del cine queer premiado en la Semana de la Crítica de Cannes por su notable protagónico en "Sauvage", en donde encarnó a un joven de 22 años que se prostituye por las calles de Estrasburgo.

[[QUOTE:PULL|||"Lo drag es un abandono corporal del sistema binario. Y eso es forzosamente político"|||Félix Maritaud]]

Dupuis, por su parte, tenía clara como directora la necesidad de que existiera una coherencia identitaria de los intérpretes con las realidades que iban a representar: «Siempre trabajo dejando mucho espacio a mis actores, hablamos mucho del texto, improvisamos, nos escuchamos y para mí hubiera sido un gran error trabajar con personas que no tuviesen ese poso de verosimilitud queer, esa experiencia vital previa. Théodore y Félix por ejemplo a veces me indicaban que había una mirada muy heteronormativa en según qué escenas porque al final yo también tengo cosas que deconstruir, como todos. Ha sido un proceso muy emocionante porque veías a actores dudosos a la hora de entrar al set de rodaje por no saber si iba a ser un lugar seguro para ellos y muchos me dijeron ‘‘es la primera vez que no tengo la necesidad de ocultar que soy queer’’. Esto me llevaba a pensar con más fuerza si cabe, que hay cambios que tienen que ocurrir sí o sí en nuestra industria", indica exultante.

La experiencia de lo íntimo

Cuando preguntamos a Maritaud por la omnipresencia excesiva del drama en la configuración de las tramas de relaciones homosexuales en el cine referenciando cintas actuales como el "Pasagges" de Ira Sachs, el actor se muestra rotundo: "Sophie tiene la identidad queer absolutamente interiorizada, es más abierta de por sí. No íbamos a trabajar de la misma manera con otra persona. Había horizontalidad en el proceso y a la hora de plantearnos preguntas. Creo que como artistas y portavoces de la comunidad LGBT tenemos que plantear nuestras propias preguntas: no somos todos buenos, malos, imperfectos, impolutos. También tenemos nuestros fallos y nuestras debilidades. Por eso yo creo que la película, más allá de todo esto, es una experiencia de lo íntimo. Y la intimidad no está vinculada a ningún género ni a ninguna identidad sexual, simplemente tiene que ver con las personas. La homosexualidad de los personajes protagonistas si lo piensas no tiene aquí ninguna relevancia real: se relacionan con la familia, tienen trabajo, viven sus vidas, nadie está en la miseria. La idea es mostrar que las relaciones son a veces funcionales, incluso en los homosexuales", defiende sobre la necesaria desvinculación del relato y la condición sexual de sus protagonistas.

[[QUOTE:PULL|||"Hay que repolitizar las narrativas para abrir los imaginarios, ampliar el subconsciente colectivo para fomentar la tolerancia"|||Félix Maritaud ]]

Y remata combativo antes de despedirnos con un efusivo beso: "Las personas queer son categorizades por la sociedad desde jóvenes. Es la sociedad la que categoriza, no nosotros. Pero en realidad lo cierto es que hasta que alguien no nombra algo, hasta que alguien no pone una etiqueta, no existe. Si no decimos que somos personas no binarias, que somos personas trans, que somos personas homosexuales, no existimos. De modo que hay que decirlo. Por otro lado, creo que muchas personas heterosexuales están muy interesadas en conocer la voz y las palabras de artistas y personas queer. El éxito de Drag Race creo que es un gran ejemplo porque no tiene un público restringido. Y en la comunidad queer hay un lugar también para el deseo heterosexual. Pero desgraciadamente la industria funciona de manera distinta. El cine es un arma y tenemos que utilizarla. Hay que repolitizar las narrativas para abrir los imaginarios, ampliar el subconsciente colectivo para fomentar la tolerancia".

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