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Girmay no se cansa de hacer historia para África

Hasta hace no mucho, la historia de África en el Tour de Francia era casi inexistente. Una tendencia que el eritreo Biniam Girmay se ha encargado de destrozar a mazazos, pues el excelente corredor del Intermarché consiguió en la octava etapa de la prueba gala su segunda victoria en la actual edición. Fue el noruego Jonas Abrahamsen el protagonista durante casi todo el recorrido tras un ataque extraordinario a 150 kilómetros de la meta. Pero, como es habitual, su valentía no tuvo premio y fueron los velocistas los que se disputaron el triunfo. Jasper Philipsen (Alpecin) y Arnaud de Lie (Lotto) partieron como favoritos, aunque fue Girmay el que emergió de entre el pelotón para llevarse una victoria para el recuerdo . El ascenso al Galibier, el récord de victorias de Cavendish y la excelente crono de Evenepoel habían tensado en demasía a los protagonistas. Necesitaban un respiro los héroes y en la octava etapa del Tour, plácido pasaje por el noreste de Francia, repleto de verde y largas rectas el recorrido entre Semur-en-Auxois y Colombey-Les-Deux-Églises, los pistones bajaron sus revoluciones. No hubo fuga ni grandes cambios en la general, un escenario que aprovechó el noruego Jonas Abrahamsen para darse un auténtico festín. El escandinavo había sido hasta la fecha el rey de la montaña y suyo había sido el maillot de lunares desde el comienzo de la gran prueba gala. Por eso, sorprendió ver al nórdico convertirse en un depredador en llano. El día tristón, mucha lluvia y viento en las explanadas, le sentó de maravilla al corredor Uno-X y, tras el ascenso del Cote de Villy-en-Auxois , a 150 kilómetros de meta, lanzó un ataque que le dejó como líder en solitario del recorrido. Charles de Gaulle, revivido sobre el campo francés, observaba con entusiasmo los esfuerzos de Abrahamsen mientras el pelotón aceleraba en la última parte de la etapa. Sus siete minutos de ventaja se habían convertido en solo dos y medio y los esprinters ya afilaban sus armas para intentar abordarle. Su heroica aventura terminó a solo 14 kilómetros del final, cuando el protagonista fue engullido por sus perseguidores. Comenzó entonces la partida de ajedrez. Los candidatos tomaron posiciones y, cuando el asfalto se empinó, la batalla fue inevitable. Philipsen, especialista en la recta final, lo dio todo por la victoria y fue el africano Biniam Girmay el único que siguió su estela. Tal fue su determinación que superó al belga con bastante soltura. Eritrea tiene un nuevo héroe, pues no todos los años un país ve cómo uno de sus paisanos gana dos etapas en la mejor carrera del mundo.

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