España-Francia: La leyenda contra los expertos
En el descanso de su debut contra Croacia, España ya había marcado tantos goles como los tres que atesora en los cinco partidos de esta Eurocopa una Francia que, por añadidura, ha anotado uno de penalti y dos mediante rivales en propia meta. Robin Le Normand, bretón de pura cepa con ocho apellidos galos, empata con Mbappé como el mejor realizador francés del torneo: el sancionado central batió a Unai Simón contra Georgia. La racanería que la selección de Didier Deschamps está mostrando en los campos alemanes es descorazonadora, como tampoco tiene discusión la eficacia de un técnico que hoy disputa su cuarta semifinal –ha ganado las tres anteriores– en los cinco últimos grandes campeonatos.
No siempre fue así Deschamps, o no al menos de forma tan descarada. En Rusia 2018, se proclamó campeón del mundo con catorce goles a favor, cuatro de ellos en la final: el mejor registro desde el fabuloso Brasil de 1970, y hace unos meses, en Qatar, protagonizó una final vibrante, resuelta en los penaltis tras un empate a tres. ¿Por qué juega tan mal Francia? Básicamente, porque sus dos grandes estrellas no han lucido hasta ahora ni parece que vayan a hacerlo: la nariz rota contra Austria lastra a Kylian y Griezmann está sin fuelle, carbonizado por los esfuerzos a los que su estajanovismo, generosísimo, lo aboca. En el plan minimalista del seleccionador francés, que lo fía todo a la dureza diamantina de su defensa, residen las mayores esperanzas de España.
Al contrario que sus rivales, algunos de los cuales se estaban jugando el título europeo hace ocho años contra Portugal, los futbolistas españoles carecen de experiencia en grandes torneos de selecciones. ¿Todos? No. Un juvenil camino de cumplir los 39, suplirá la baja por sanción de Carvajal. En el pasillo derecho de la defensa, allí por donde Mbappé se apoya en Theo Hernández para construir lo poco potable que ofrece Francia, habrá un Duende de Los Palacios que recordará a los hombres vestidos de azul que él también ha contribuido a coserle una estrella al escudo de su camiseta. Hace varias vidas que Navas desató en Johannesburgo una loquísima carrera que terminó con Iniesta batiendo al portero holandés. El rival de hoy infunde respeto, sí, pero leyenda lo que se dice leyenda… una y va de rojo.