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Puigdemont busca «atar» su vuelta con los partidos separatistas

La cumbre independentista de este fin de semana en Waterloo ha destapado la caja de los truenos. Estaban los primeros espadas de Junts -Carles Puigdemont, Toni Comín y Jordi Turull, de la Asamblea Nacional y Òmnium Cultural -Lluís Llach y Xavier Antich-, de la CUP -el exdiputado Carles Riera considerado como el ideólogo de la formación- y una representación de ERC que, según fuentes del partido, «no es de primera línea», la secretaria de Derechos, Libertades y Lucha Antirepresiva -Marta Vilaret- y el exalcalde de Sabadell y ahora diputado Juli Fernández que entró en el Parlament sustituyendo a Pere Aragonés. Sin embargo, hay que tener en cuenta un dato de valor añadido, Marta Vilaret es una persona de la máxima confianza de Marta Rovira, la actual secretaria general que se mantiene en su puesto porque no ha dimitido como Pere Aragonés u Oriol Junqueras.

La reunión formalmente se organizó para establecer una estrategia conjunta ante la actitud del Tribunal Supremo en la aplicación de la amnistía que deja fuera de su aplicación a los condenados por el procés y a los exiliados como Puigdemont y los exconsellers Comín y Lluís Puig. Oficialmente nada se sabe de la reunión. El Gobierno de la mano de Pilar Alegría ha hecho su valoración desde el desconocimiento de lo tratado, pero poniendo también el dique de contención: «La derivada está muy clara: o hay un gobierno liderado por Salvador Illa, o hay un bloqueo y, por tanto, una repetición electoral», advirtió la ministra. El líder del PSC, que mantiene una discreción absoluta y apenas tiene presencia en los medios de comunicación para garantizar el secreto de las conversaciones, insistía este fin de semana en el congreso del PSC de Barcelona que no hay más alternativa que «un pacto de izquierdas», liderado por los socialistas, con ERC y los Comunes.

De esta manera, Pilar Alegría reiteraba su mensaje de que los socialistas votarán «no» a una posible investidura de Puigdemont porque, a su juicio, no hay más alternativa que Illa. Según ha podido saber LA RAZÓN, este fue precisamente uno de los grandes temas de debate: negociar la vuelta a Puigdemont a Cataluña para su investidura y garantizarse el voto afirmativo de todos los diputados independentistas. En el encuentro se analizaron todos los escenarios. Que volviera Puigdemont y fuera detenido, en función de la orden de detención de Llarena. Que fuera detenido y puesto en libertad una vez prestada declaración, o que el juez del Supremo lo mantuviera entre rejas, lo que evitaría su investidura. También, según las fuentes consultadas, Puigdemont quiso sondear la actitud de ERC y la CUP ante esta votación de investidura si se puede realizar de forma presencial y se planteó la posibilidad de una lista única independentista en caso de repetición electoral y no sólo con ERC, también con la CUP.

Incluso, apuntan estas fuentes, se planteó la posibilidad de que ERC no quisiera forzar una repetición electoral en Cataluña y facilitar la investidura de Illa que «debería comportar que Sánchez no adelantara las elecciones», para evitar una situación más conflictiva en caso de que hubiera una mayoría de PP y Vox. Un salto cualitativo porque hasta ahora Junts per Catalunya basaba toda su estrategia en amenazar a Sánchez sino forzaba la abstención de los socialistas catalanes en una supuesta investidura de Puigdemont.

Nadie confirma ni desmiente esta información, pero es el nudo gordiano de la negociación independentista. Puigdemont no quiere volver a incumplir su promesa de retorno, pero su detención puede dar al traste con su idea de presentarse a una investidura: no obstante, si lo hace, quiere la garantía del apoyo del conjunto del independentismo. En ERC, algunas voces consideran que «esta situación pondría en evidencia la sumisión del partido a Puigdemont» y pondría muy difícil el papel de los republicanos en una repetición electoral. Estas mismas fuentes apuntan también que en caso de lista única «cuál sería el reparto de escaños». ERC tiene ahora 20 diputados y las encuestas le vaticinan un serio revés en las elecciones previstas el 13 de octubre, que les situarían en los niveles de 2010 donde solo obtuvieron 10 escaños. Y no parece que Junts quiera ser muy generoso con los republicanos en el reparto de escaños, porque de reojo se mira a la ultraderechista Aliança Catalana que podría aumentar su representación hasta los 5 diputados (ahora mismo tiene dos).

Las fechas empiezan a apretar y todos los actores del independentismo mueven sus fichas conscientes de que el auto del Supremo ha mermado sus posibilidades y una repetición electoral plantea muchas dudas, sobre todo, en ERC que está inmersa en una lucha fratricida que se ha agravado por las acusaciones de guerra sucia que señalan a Marta Rovira como máxima responsable y porque Oriol Junqueras, su única garantía para asumir el reto, no puede presentarse porque sigue inhabilitado por el Tribunal Supremo.

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