Rodri ya no tiene que hacer méritos
Cada vez que a Rodri le preguntan por el Balón de Oro se defiende hablando de éxitos colectivos. No le importan los reconocimientos individuales, aunque los agradece, prefiere sumar títulos. A eso se ha dedicado en los últimos años con el Manchester City y eso quiere hacer ahora con la selección.
«La que llamáis generación dorada es generación dorada ahora, pero en su día no lo era. Tuvo que construir su legado. Nosotros estamos igual. Somos conscientes de lo que tenemos que hacer, seguir trabajando, tenemos un partido difícil contra una de las mejores selecciones del mundo. Tenemos que sacar no una versión buena, una versión óptima para pasar a la final», reconoce.
Rodri siempre ha defendido que esta selección vaya haciendo su camino sin fijarse en los demás, sin compararse con los que lo ganaron todo no hace tanto. Porque esta es una selección diferente. Aquella se basaba en el «tikitaka», en la combinación infinita de pases hasta encontrar el agujero por el que hacer daño al rival. Esta se fundamenta en el vértigo que ofrecen sus dos extremos, Lamine Yamal y Nico Williams, y en su capacidad para adaptar el estilo a lo que exige el partido.
No es extraño que el de Rodri contra Georgia fuera el primer gol de España desde fuera del área en una Eurocopa desde 2000. Como si a los futbolistas españoles les hubiera quedado un trauma desde aquel gol anulado a Míchel contra Brasil en el Mundial 86 y solo se atrevieran a lanzar desde dentro del área.
Pero Rodri se atreve con todo. Es uno de los mejores jugadores del mundo, probablemente el mejor en su puesto, y una referencia fundamental para la selección española, con la que no pierde un partido desde marzo del año pasado contra Escocia. Era el segundo de Luis de la Fuente en el banquillo. Es el jugador que más ha utilizado el seleccionador.
En este año y medio la figura de Rodri en la Roja ha crecido. «Llevo muchos años y voy asumiendo una situación de liderazgo. La experiencia me permite transmitir lo que quiero y lo que veo», dice. Lejos queda ese Mundial 2018 en el que Lopetegui se lo llevó como meritorio para completar los entrenamientos de la selección junto a Jesús Vallejo. Julen no llegó a debutar en aquel Mundial pero ya veía algo en él.
No tan lejos, aunque parece mucho, queda el Mundial de Qatar en el que Luis Enrique lo utilizó como central. Aun así fue el mejor jugador de España en el torneo. Era la manera que tenía el asturiano de hacerlo jugar sin tener que renunciar a Busquets. Pero no se ve otra vez en el centro de la defensa. «Tenemos jugadores suficientes para jugar en defensa y para cubrir las bajas que tenemos», dice. Tampoco a De la Fuente se le ocurriría renunciar a él en el medio.
Y a él, lo que le gusta es jugar de medio centro. «He dicho muchas veces que mi perspectiva del fútbol es el triunfo colectivo. Por supuesto que me alegra el reconocimiento individual, pero muchas veces no tienes la misma imagen que los delanteros. Mi posición es la más bonita en el fútbol», reconoce.