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Artículo del embajador de Ucrania: Putin libra una guerra indisimulada contra inocentes

Artículo del embajador de Ucrania: Putin libra una guerra indisimulada contra inocentes

La seguridad de las ciudades ucranianas se ve comprometida por la misma razón que las tropas ucranianas se ven obligadas a retroceder en ciertas partes del frente: la superioridad del ejército ruso en el aire 

Los repetidos ataques selectivos rusos contra la infraestructura crítica de Ucrania, en primer lugar, las instalaciones de la generación eléctrica, ya parecen convertirse en un fenómeno común en esta guerra imperialista lanzada por Moscú contra un Estado soberano e independiente.

El bombardeo masivo con el uso de varias clases de misiles y bombas guiadas aéreas, 38 en total, este lunes contra las ciudades de Kyiv, Dnipró, Kryvyi Rih, Sloviansk y Kramatorsk quizá sorprendieron a pocos. Forman parte de una serie de ataques que, lamentablemente, ya han entrado de la vida cotidiana de los ucranianos.

Sin embargo, los ataques premeditados contra el hospital infantil de Okhmatdet, uno de los principales centros pediátricos de Ucrania, y el hospital de maternidad Isida en Kyiv no dejan de consternar.

Para las naciones civilizadas que preferimos vivir en el siglo XXI y no en el XIX es imposible acostumbrarse a que el ejército regular de una potencia que finge vigilar la paz global libre una guerra indisimulada contra la población civil. Como las tropas rusas son impotentes de conseguir sus objetivos en el campo de batalla optan por castigar a los inocentes menos protegidos, los niños que padecen de cáncer y las mujeres embarazadas.

No olvidemos que desde el punto de vista de la Carta de las Naciones Unidas nada apunta a que Rusia es un miembro del Organismo y tomó el puesto de la extinta URSS en el Consejo de Seguridad de forma ilegal.

A lo largo de su historia Moscovia, llame como se llame su identidad, el Principado de Moscú, el Zarato ruso, el Imperio ruso, la Rusia bolchevique (socialista) o la actual Federación de Rusia, en esencia no ha cambiado.

Mientras en sus políticas domésticas muestra el profundo desprecio a la vida y a los derechos humanos, para sus vecinos, empezando con el sitio y la conquista del Principado de Riazán en 1521, no ha sido capaz de ofrecer nada que no sea la asimilación o la aniquilación total.

Estas prácticas genocidas llevadas a cabo por Moscú para nada son nuevas. Buscan aterrorizar a la población civil forzándola a abandonar las tierras de sus antepasados para repoblarlas con los súbditos plena e incondicionalmente leales a Rusia.

Las imágenes gráficas del impacto del misil contra el hospital infantil de Okhmatdet no dejan lugar a dudas de que el centro pediátrico fue el blanco de elección, de que el ataque fue intencionado y bien calculado.

En este centro médico, el más moderno, construido hace apenas cuatro años y equipado a la punta, se realizaban anualmente alrededor de 7.000 intervenciones complejas, en particular diagnosticaba y trataba enfermedades hematológicas, brindaba tratamiento a niños con enfermedades oncológicas y realizaba trasplante de médulas óseas.

El número de víctimas mortales provisional solo en la capital asciende a 33 personas con otras 117 heridas.

La Oficina del Fiscal General abrió una investigación del ataque contra el hospital infantil de Okhmatdet calificándolo como un crimen de guerra. Y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, a petición de Ucrania, convocó una reunión de emergencia en respuesta al nuevo acto de terrorismo ruso.

Las ciudades de Ucrania sufren de los ataques con misiles balísticos casi a diario, mientras a lo largo de la línea de frente las posiciones del ejercito ucraniano y las poblaciones cercanas son los blancos de las bombas guiadas lanzadas por los aviones rusos desde el espacio aéreo de Rusia por precaución de ser alcanzados por los sistemas antiaéreos ucranianos. La seguridad de las ciudades ucranianas en el interior es comprometida por la misma razón que las tropas ucranianas se ven obligadas a retroceder en ciertas partes del frente. Se debe a la superioridad del ejército ruso en el aire y las capacidades limitadas de las Fuerzas Armadas de Ucrania de afrontar ataques aéreos de este calibre.

El suministro de los sistemas Patriot, SAMP/T y otros, así como de los aviones F-16 que desde hace tiempo nuestros socios se comprometieron a entregar a Ucrania sin duda reformularía la ecuación en los medios disponibles al agresor y a Ucrania que defiende su soberanía, independencia e integridad territorial. Es obvio que Rusia tiene mucha prisa en causar máximos daños a la infraestructura crítica y sembrar caos entre la población civil visto que la cúpula política y militar rusa se da cuenta de que una vez Ucrania dotada con estos armamentos se cambiarán la lógica y la dinámica de la guerra.

Aunque últimamente proliferan los planes de paz para poner fin a la guerra de Rusia contra Ucrania, a dos años y medio del inicio de la invasión a plena escala se queda en evidencia que el ejército ucraniano es el negociador más apto para incentivar a un Putin, reacio a considerar cualesquiera iniciativas de paz factibles, a pisar los frenos de su agresión y a volver al cauce del derecho internacional como propone la Fórmula de Paz del presidente Zelenski, la única basada en la Carta de las Naciones Unidas.

El Estado terrorista de Putin debe ser tratado y reconocido como tal. Nuestros socios tienen la obligación moral y las capacidades instrumentales para frenar esta Rusia de Putin terrorista y hacerla renunciar a sus intenciones neo-imperiales. La superioridad tecnológica del Occidente plasmada en sus armamentos entregados a Ucrania ya brinda resultados concretos en el frente. Nuevos sistemas Patriot que los países de la OTAN van a suministrar a Ucrania en breve multiplicarán por casi cero el dominio aéreo ruso.

Junto con tales medidas urgentes, la decisión de los líderes de la Alianza en su Cumbre de Washington de invitar a Ucrania a adherirse a la OTAN en el futuro mandaría al Kremlin una señal aleccionadora de que sus planes de absorber Ucrania están condenados al fracaso.

*Serhii Pohoreltsev es Embajador de Ucrania en el Reino de España

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